Un hogar para más vidas

La Asociación Red Madre ha aumentado su cobertura social en el último ejercicio. Si hace un año ayudó a diecinueve mujeres embarazadas, en 2015 ha hecho lo propio con veinticuatro. “Y tres más que están a punto de dar a luz”, especifica Marisol Escribano, presidenta del colectivo en Jaén. Para que la calidad del apoyo que realiza “Red Madre” esté a la altura de las circunstancias haría falta un lugar, una sede propia con habitaciones. “Hemos hablado ya con todos los organismos y las instituciones, pero aún no puede ser”, detalla.

“Red Madre”, de proyección estatal, se encarga de dar alternativas —desde apoyo psicológico hasta la aportación de recursos en los casos más dramáticos— a las féminas que van a tener un bebé. La postura política e ideológica es evidente: no contemplan la opción de abortar. Escribano subraya que la actividad de su colectivo es atender a las mujeres. “Las ayudamos para que no estén solas. Al final, nos sienten a nosotros como su familia”, dice.

equipo. En Jaén, la asociación no tiene todo el “músculo” que le gustaría, pues la cuantía de afiliados está estancada en la veintena. “Necesitamos más personas para que la acumulación de cuotas nos dé recursos”, apunta la presidenta. Uno de los “cómplices” del colectivo es el Banco de Alimentos, que le dona comida y, recientemente, una aportación económica de cuatro mil euros, según señala “Red Madre” a este periódico. La sede, en caso de que el proyecto tomase vuelo, supondría una garantía para quienes carecen de una casa en un momento tan complejo como el umbral y la posterior crianza de un hijo. “Lo normal es que atendamos a las mujeres hasta los dos años, pero hay situaciones en las que no puedes dejarlas. Por ello estamos ahí”, comenta Escribano, que es médica. Se encarga, entre otras cuestiones, de acompañarlas en sus encuentros periódicos con el ginecólogo.

A pocos días de que llegue la Navida, una de las preocupaciones de “Red Madre” es que los hijos de las mujeres tengan regalos la noche de los Reyes. “Las voluntarias trabajan mucho para que a nadie le falte de nada. Incluso tenemos un teléfono disponible las veinticuatro horas del día, para posibles urgencias”, añade.

En la calle Millán de Priego, la Fundación Catalina Mir supone otra aliada estupenda para que el voluntariado que coordina Escribano trabaje en mejores condiciones. “Nos han dejado dos habitaciones con un almacén para nuestras cosas. Tenemos de todo: desde zapatos de diferentes tallas hasta alimentos”, indica la presidenta.

El futuro de “Red Madre”, en términos de operatividad, está definido: continuar con su apoyo incondicional a las féminas que traen más vidas al mundo. Si a ese trabajo se le suma un espacio físico adaptado, la ayuda será aún más práctica.