Un barrio “ninguneado”

Somos un barrio marginado y ninguneado”. Son las contundentes declaraciones de José Alcalá, presidente de la Asociación de Vecinos Cerro Molina. La situación ha llegado a tal límite que los propios residentes en la urbanización se vieron abocados a limpiar los viales de la entrada. Un particular aportó maquinaria para la tarea, como una desbrozadora o una sopladora. Tuvieron que alquilar una retroexcavadora que les costó más de cien euros sacados de su “propio bolsillo”. “Cada uno colaboró como pudo”, porque ya no “aguantaban más”.

La zona en cuestión es la que menos visibilidad tiene. “Es un peligro, hay varios vehículos que han tenido accidentes en ese punto, y ahora es peor”, cuenta también Antonio Cuenca, vicepresidente de la asociación vecinal. “Esto tendría que haberlo hecho antes el Ayuntamiento, pero aquí no se presentaba nadie y al final hemos salido nosotros para adencentarlo, antes de que ocurriera una desgracia”, aporta Cuenca.

Para “Cerro Molina”, esto ha sido la gota que colma el vaso. “Llevamos meses intentando reunirnos con el Ayuntamiento para encontrar soluciones urgentes”, declara el dirigente vecinal Alcalá, y añade: “Solo pedimos que nos visite y que escuche lo que tengamos que decir”. Explican que desde que el año pasado recibieran la cesión por parte de la Junta de Andalucía del área de descanso que se encuentra a la entrada de la zona, han tratado de concertar dicho encuentro con la Administración municipal en numerosas ocasiones, sin éxito. Trataron de hablar con Manuel Heras, concejal de Participación Ciudadana; Juan José Jódar, de Mantenimiento Urbano, y José María Álvarez, de Deportes para manifestar las necesidades del barrio así como desarrollar la idea de aprovechar el área de descanso cedida como zona recreativa.

“Nadie nos presta atención”, insiste Alcalá, y recuerda que Cerro Molina está aprobado como zona urbanizable no consolidada. “No somos plenamente urbanos depende para qué, porque nosotros pagamos nuestros impuestos, pero todavía faltan servicios por cumplir”.

NECESIDADES. Son varios los frentes abiertos, actualmente, en Cerro Molina. Desde la asociación vecinal comentan que hay calles que tienen que parchearse, se debe realizar un mantenimiento continuado de los viales, y convendría colocar más contendedores para los desperdicios, además de la ausencia “más que palpable” del personal del Ayuntamiento. “Aquí nunca hemos visto a nadie vestido de amarillo”, comentan, con sorna. Otra de las razones por las que se sienten “abandonados” es la falta de conexión con la ciudad. “Es esencial ampliar el horario de los autobuses, sobre todo ahora en verano, pues aunque la gente ya se ha buscado otros métodos para trasladarse, nos merecemos un servicio de transporte público decente”.