Treinta meses de cárcel por espiar el móvil de su exmujer

También ha sido condenado a15 meses de prisión por allanar la vivienda

17 jun 2017 / 11:05 H.

Rafael G. N., un vecino de Andújar hasta ahora sin antecedentes penales, ha sido condenado a 30 meses de prisión por coger el móvil de su exesposa y revisar sus contactos, sus mensajes y sus llamadas. La Justicia ha considerado que vulneró la intimidad de la mujer y que cometió un delito de revelación de secreto. No fue el único que cometió aquella mañana. En la misma sentencia también se le declara autor de delitos de maltrato ocasional, amenazas y allanamiento de morada. Y es que Rafael vivió el 19 de agosto de 2015 su particular día de furia. Una jornada que le puede llevar directo a la cárcel si no prospera el recurso que su defensa presentará ante la Audiencia Provincial.

La Justicia ha considerado probado que este vecino de Andújar acudió a la casa de su exmujer, con la que estuvo casado durante dos décadas y con la que tiene dos hijos en común. Como ella no le abrió la puerta, trepó por la fachada hasta el ático y se coló a través de al terraza. Una vez dentro, la amenazó de muerte e, incluso, llegó a golpearla en el pecho. Un episodio que se produjo en presencia de su hijo menor. Inmediatamente, el acusado cogió el teléfono móvil de su expareja y se marchó de la casa. “Accedió a la agenda de contactos, a las llamadas realizadas y recibidas, a los mensajes y a las redes sociales”, describe la sentencia del Penal 4. Su reacción fue llamar a la víctima para decirle que la iba a matar con una escopeta. Ante el juez, Rafael G. N. admitió las amenazas y la agresión. De hecho, por esos delitos ha sido condenado a la realización de 126 días de trabajos en beneficio de la comunidad y a la colocación de una pulsera antimaltrato.

Lo que no reconoció el acusado es que allanase la vivienda de su mujer. En el juicio, explicó que fue su hijo el que le abrió la puerta. Sin embargo, el adolescente declaró que vio cómo su padre entraba por el balcón de la casa. De ahí que el juez lo haya condenado a 15 meses de prisión por ello. Rafael tampoco quiso conformarse por el delito de revelación de secreto, es decir, negó que espiara el móvil de su ex. No obstante, admitió ante su señoría que cogió el teléfono y que accedió a los mensajes “porque estaba acalorado y quería saber si ella tenía otra relación”. Con ese testimonio, y también con el del hijo —que aseguró que su progenitor cogió el terminal—, ha sido castigado con otros 30 meses de prisión. Se trata de la pena mínima por este delito.

En total, a Rafael G. N. le han caído 45 meses de cárcel por la revelación de secreto y el allanamiento de morada —solo la acusación particular presentó estos cargos—, mientras que por las amenazas de muerte y la agresión tendrá que realizar 126 días de trabajos comunitarios. La sentencia, que todavía no es firme, incluye una indemnización para la víctima de 1.500 euros.