Rosa Garrido: “Lo mejor que tiene la cofradía de Jesús es el valioso equipo humano”

Fue elegida la primera Hermana Mayor de la historia de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús de Jaén en septiembre, y ha afrontado su primera Semana Santa al frente

29 mar 2024 / 16:00 H.
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LA ENTREVISTA

Rosa Garrido reflexiona con Diario JAÉN, antes de la llegada de la Madrugada, sobre su labor al frente de la Antigua, Insigne y Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores.

—¿Cómo valora estos primeros meses al frente de la cofradía?

—Muy positivos, porque somos un equipo de trabajo fabuloso. Cada uno se encarga de lo suyo, pero también interactuamos, así que estoy muy contenta de la gente que Dios me ha puesto en el camino.

—¿Cuáles son los principales retos que se propusieron y cómo han ido avanzando?

—Uno de los principales era la juventud y va fenomenalmente bien. Tenemos muchísimos jóvenes que van participando durante todo el año. Yo siempre soy muy pesada en hacer hincapié en el trabajo diario, los 365 días del año. Tenemos un buen grupo de 26 acólitos (monaguillos) que antes no participaban tanto en procesión y en los diferentes cultos, y ahora participan en todo, incluso en caridad. Tanto es así que, desde hace unos años pero ahora todavía más, han tenido un curso de acolitaje. En los pocos meses que llevamos no nos ha dado tiempo a realizar todos los cambios que hemos querido, y tampoco queremos hacerlos a la ligera, pero este año los acólitos han sido protagonistas, porque uno de los pocos estrenos es suyo, ya que van vestidos de una manera distinta. Se les hicieron unas albas nuevas y unos roquetes. Además son ellos los que llevan el servicio de paso de los tronos, que antes los llevaban personas mayores. Se lo merecen porque se lo están currando, y ellos están contentísimos.

—Como primera hermana mayor en la historia de la cofradía, ¿ha sentido el peso durante este primer periodo desde que fue elegida por los hermanos?

—La mayor presión que tengo, que al principio me afectaba y ahora ya no me afecta, son los comentarios que se hacen en redes sociales. Sirven tanto para cosas buenas como para cosas malas. Me afectaron en las elecciones, estuve a punto de tirar la toalla, pero tiré para adelante. Ya no me afecta. Pero tengo que decir que tengo la sensación de que no soy la Hermana Mayor.

—¿Por qué?

—No lo sé. Sigo siendo la misma que era antes. Sigo trabajando lo mismo, quizá un poco más. Mis propios compañeros me lo dicen: “tú no eres consciente”. Y la verdad es que no, yo he seguido en mi dinámica de trabajo. Hombre, sí soy consciente de la responsabilidad que tengo, y es grande, no solo en lo religioso, también en lo social. Y esa es una de las cosas que no llevo bien, el dejar de ser anónima. Será quizás por mi educación cristiana, que la gente me reconozca por la calle... no sé encajarlo todavía. Pero creo que cuando las cosas se hacen con amor y con ternura, Dios siempre nos ayuda.

—Es cierto que tiene experiencia, lleva en la junta desde 1999.

—Sí. Yo he sido cofrade de toda la vida, porque en mi familia tengo una vinculación tradicional tremenda. Mi bisabuelo fue hermano mayor en los años 20, pero fíjese que cuando entré en la junta en 1999 ni siquiera lo sabía. En mi casa no se había hablado mucho. Yo hasta ese año siempre había salido en procesión con mi madre, que siempre llevaba promesa, y nunca quería dejarla sola. Ya en la junta, un día en una reunión vi una foto de un hombre y pensé que me sonaba muchísimo su cara. Fui a preguntarle a mi madre y me dijo “sí, es tu bisabuelo”. Luego lo piensas y es como cerrar un círculo en la familia.

—Al venir de Caridad, ¿tiene pensado volcar más a la cofradía a las ayudas sociales?

—Totalmente. Todo lo que tratamos de hacer intentamos que tenga un carácter solidario. Hemos tenido en la novena a Fray David, un carmelita descalzo que es el prior del Convento de Santa Teresa, en Ávila. Se me ocurrió porque los carmelitas descalzos tienen un convento en plena zona de guerra en Ucrania. Intenté hablar con el padre Joseph, que es el que lo lleva, y fue casi imposible. Pero se le dio un donativo de todo lo que los devotos y cofrades han ido dando en el besapiés, que se destinó solo y exclusivamente a temas de caridad. El otro día ya hicimos una transferencia a Polonia. Parte también de los donativos del besapiés se destinan a Cáritas y a su proyecto “Buena Madre”. Caridad es fundamental, durante todo el año. Y hay muchas cosas que no se hacen con dinero, como la acogida. Pero sobre todo, hay mucha gente que lo único que quiere es que le hables y que les sepas escuchar. No solo mayores. A todo esto, tengo que decir que hemos tenido una suerte tremenda con nuestro nuevo capellán, José Antonio Sánchez. Se está implicando muchísimo con nosotros, nos proporciona mucha ayuda y con la gente joven eso es fundamental.

—¿Como ha afrontado esta primera Semana Santa como hermana mayor?

—Yo creo que antes estaba más nerviosa que ahora. También no sé si es que como, claro, cada uno en nuestra vida tenemos nuestros propios problemas, porque la vida aprieta. Para mí esto es muy importante, pero confío tanto en mi grupo de trabajo... Para mí una de las partes fundamentales de la cofradía es el equipo humano. Somos personas, en definitiva, que trabajamos de manera voluntaria. Hay quien nos entiende, hay quien no nos entiende, pero nosotros echamos muchas horas, muchas, y muchas noches. Entonces confío tanto en mi grupo de trabajo que hombre, evidentemente hay que solventar cosas y eso, pero no estoy lo nerviosa que yo creía que iba a estar, curiosamente. No sé si será también que el Espíritu Santo me está dando un “poquillo” de fuerza.

—Como hermana mayor, ¿se ha dado usted más cuenta de la devoción que se le tiene al Abuelo?

—Yo soy y he sido siempre plenamente consciente. Por eso me molesta enormemente cuando dicen que la devoción a Jesús se ha perdido. Se ha manifestado muchas veces a lo largo de este último año. Es que solo hay que estar cinco minutos en el Camarín para saber que es un lugar de peregrinación. El otro día decía el capellán que aquí debiera haber un sacerdote siempre. Ya no te digo para confesar, o para comulgar, sino para hablar. Fíjate, que cosa más curiosa. El otro día llegó una familia que acababan de enterrar a la abuela. Venían destrozados. A mí me pilló allí por pura casualidad, yo digo que es el Espíritu Santo. El abuelo venía el pobre absolutamente destrozado, y no se pueden poner flores ahora en Cuaresma y entonces le dije, “no se preocupen que se las vamos a poner en la parte de atrás de Jesús, aunque luego las tenemos que quitar y tal”. Pero mira, si tuvieran la ternura, el cariño de esa familia, el cómo miraba Jesús, y venían de lo que venían. Para mí es una satisfacción el haber podido estar allí y darle una mano, y darle un abrazo y darle un beso. Porque la verdad es que no nos apretamos, y hay que darse abrazos y besos y decir que no estás solo, que estamos aquí.

—Hablando de lo que es la estación de penitencia, ¿en qué se nota su llegada?

—Además de los acólitos, se nota en que no sale una cruz parroquial, porque litúrgicamente no tiene sentido que haya una cruz parroquial porque ya va la cruz de guía. Obviamente nos tenemos que ir adaptando, pero sin grandes cambios. Nosotros tenemos muy claro que lo que hacemos es una procesión, es una manifestación de fe en la calle y bueno, pues tratamos de hacerlo lo mejor posible. Es una procesión muy difícil de organizar. Luego es muy criticada, pero date cuenta de que nosotros nos movemos con un número de prominentes tremendos. Este año tenemos para portar la Verónica cinco turnos, y el año pasado salieron tres. Son 160 personas. En Jesús van cinco turnos también, que son 220 personas y con la Virgen van seis turnos 216 personas. En cuanto al número de cofrades, desde las elecciones aquí, es decir, desde el 17 de septiembre tenemos 217 altas más, con la apreciación de que nosotros para que una persona se haga cofrade tiene que rellenar y tiene que traer la partida de bautismo. Eso lleva unos trámites y todavía hay muchas nuevas altas que se están cursando. Bajas voluntarias ha habido 18, que no es significativo, y ahora mismo estamos en torno a 3.450 cofrades.

—¿Tenía miedo por el pronóstico meteorológico?

—Hay muchos corazones puestos y es una pena el no salir. Pero no se puede poner en riesgo el patrimonio de la Cofradía. Además, hace un año sacamos a Jesús en rogativa. ¿Íbamos a ser tan egoístas de quejarnos si llovía?

Jaén