Ratificadas las condenas por el fraude de las peonadas

Los catorce procesados tendrán que devolver los 105.800 euros defraudados

21 mar 2019 / 10:19 H.

El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha ratificado íntegramente la condena a catorce personas —todas vecinas o vinculadas al municipio de Valdepeñas de Jaén— por el conocido como “fraude de las peonadas”. Los magistrados han rechazado el recurso presentado y confirma los castigos por delitos de falsedad documental y estafa. Cuatro empresarios agrícolas simularon jornales de trabajo para que diez de sus empleados pudieran acceder al subsidio del campo. Por ello, todos han sido considerados autores de delitos de falsedad documental y estafa. Se les impone un castigo de 21 meses de prisión y el pago de una multa de 1.080 euros. Además, cada uno de los falsos jornaleros tendrá que devolver el dinero de las ayudas que recibió de forma indebida. El montante global del fraude a la Seguridad Social fue de 105.800 euros.

La sentencia, ahora confirmada, considera que se creó una “trama defraudatoria” entre los empresarios y los trabajadores para “simular relaciones laborales inexistentes” y, de esta manera, facilitar el acceso a los subsidios de renta agraria. La resolución relata probado que cuatro de los condenados tenían sociedades mercantiles dedicadas al campo. En distintos periodos comprendidos entre los años 2011 y 2015, dieron de alta a los otros diez acusados. Esos contratos estaban solo en el papel, es decir, que los jornaleros no pisaron el campo en esos días.

La investigación de la Inspección de Trabajo y de la Guardia Civil puso al descubierto estas irregularidades. Un simple cruce de datos hizo saltar las alarmas. Lo primero que llamó la atención es la contratación de un importante número de empleados para fincas de olivar relativamente pequeñas. Después, los agentes descubrieron que había jornaleros que estaban dados de alta en días en los que sus patrones no llevaron ni un kilo de aceituna a la almazara. Así que tiraron de ese hilo y llamaron a declarar tanto a los empresarios como a los trabajadores. Alguno, incluso, llegó a reconocer ante los investigadores que no había dado ni un solo jornal.