Proyecto en tiempo de descuento

El enfrentamiento por el Palacio de Deportes alienta la indignación ciudadana

01 mar 2017 / 10:57 H.

El tic-tac del reloj al que tanto le temía el capitán Garfio, en la magistral novela de J. M. Barrie, también es una amenaza en la aspiración de Jaén por un Palacio de Deportes. El tiempo corre en contra del “Paraíso Interior Fútbol Sala”. Se juega la permanencia en Liga si, en la temporada 2018/2019, no cuenta con unas instalaciones en condiciones. Sin embargo, más de un año después de que el club alertara de esta situación, ni las reuniones con las administraciones competentes, ni las mociones, ni, incluso, la presión popular parecen tener efecto alguno, a pesar de que la necesidad de esta infraestructura es notoria desde hace una década. El marcador sigue a cero y, en el tiempo de descuento, el enfrentamiento estéril entre las administraciones públicas y los partidos que las sustentan (PP y PSOE) solo alienta la indignación ciudadana.

“Ojalá me equivoque, pero acometer una obra de esa magnitud en un año es absolutamente imposible”, reflexiona el presidente de la Federación de Vecinos Ciudadanos por Jaén. El verano pasado, el alcalde, Javier Márquez, empezó a mover hilos con la Junta de Andalucía para que esta financiara y ejecutara el ansiado Palacio de Deportes. Dada la delicada situación de las arcas municipales, el Ayuntamiento limitaba su aportación a la cesión de los terrenos y al proyecto y la dirección de obras. El consejero de Deportes, Francisco Javier Fernández, no se conmovió. La Junta pone como ejemplo al resto de provincias andaluzas y reduce su aportación, convenio mediante, a un 50%. Pero hasta ese porcentaje es un objetivo imposible para una entidad local que, en el presupuesto de 2017, reduce a 3,4 millones la partida destinada a mantenimiento urbano.

Con el tic-tac del reloj, en el pleno de enero, el equipo de Gobierno local sacó adelante una moción para instar al Consejo Superior de Deportes y a la Diputación, que se niega en rotundo por cuestiones competenciales, a financiar ese 50% que le correspondería al Ayuntamiento, en un 25% cada una. El PP consiguió imponer su propuesta sobre la del PSOE, que, sin embargo, ahora se debatirá en el Senado y que contempla que la Junta financie el 50%, el Consejo Superior de Deportes, el 30%, y deja al Ayuntamiento el 20%. “Entramos en las rencillas de siempre solo para ponernos de acuerdo y, una vez que lo estén, habrá que plasmar el proyecto y ejecutarlo”, reprocha Guerrero, que agrega: “Tiempo no hay. Todos lo vemos, menos los que deben, que se ponen de perfil”. Ni su homóloga en “Objetivos Comunes”, María Cantos, ni el presidente de “Passo”, Mario Liébanas, son tan pesimistas, aunque sí reprochan a las administraciones que no dejen de “echarse la pelota unas a otras”. “Defienden los intereses de sus partidos. No el general”, reprueba Cantos. La dirigente de “OCO” subraya: “Estamos en la elite gracias a dos deportes: el fútbol sala y el atletismo. Dediquémosle esfuerzo, porque, además, serviría para promocionar Jaén”.

“Vendría muy bien a la ciudad”, señala el presidente del Jaén de Baloncesto, Javier Morago, que destaca que sería un imán para atraer competiciones nacionales e internacionales, además de otro tipo de eventos, como apostilla Cantos. Pero “los días pasan”, el palacio no se materializa y quienes viven esta demora con “preocupación” confesa es el club. “Necesitamos ese pabellón si o sí. De lo contrario, la afición, que se ha volcado con el equipo, y el esfuerzo que se ha hecho para que el fútbol sala resurgiera, serían inútiles”, advierte el presidente del “Paraíso Interior”, Germán Aguayo, que pide que alguien dé un paso adelante y haga una propuesta definitiva. Pero cuanto antes.

una “ciudad deportiva” reducida a promesa

el consejo de deportes dijo “no”

Petición municipal

En 2006, el entonces alcalde, Miguel Sánchez de Alcázar, pidió ayuda al Consejo Superior de Deportes. Se le replicó que solo atendía competiciones de elite y que una sentencia del Constitucional impedía al Gobierno financiar proyectos sin el visto bueno de la comunidad, pues las competencias están transferidas.