Once años de cárcel por abusar sexualmente de su nieta

21 nov 2018 / 16:49 H.

La Sección Segunda de la Audiencia de Jaén ha condenado a once años de prisión a M.F.L., de 75 años, por abusar sexualmente de su nieta desde que ésta tenía 13 años y durante tres años consecutivos. Además, el tribunal le impone la prohibición de acercarse y comunicarse a la joven durante 15 años, así como libertad vigilada consistente en la obligación de realizar programas de educación sexual.

Asimismo, el fallo de la sentencia al que ha accedido Europa Press, condena al acusado a indemnizar en 20.000 euros a su nieta y a hacerse cargo de las costas judiciales incluidas las de la acusación particular.

La condena llega por un delito continuado de abusos sexuales que el acusado negó durante el juicio celebrado el pasado 14 de noviembre donde argumentó que él no era “un degenerado”. Tras la sentencia, M.F.L. deberá permanecer en prisión donde se encuentra desde enero de este año cuando el juez instructor decreto prisión provisional tras la denuncia de los progenitores de la joven en la Comisaría de la Policía Nacional de Andújar (Jaén).

“La he tocado porque la he criado, pero nunca con malas ideas”, dijo el acusado en su declaración mientras que la menor relató ante el tribunal que desde que tenía 14 años y hasta cumplir los 17 años su abuelo había abusado de ella en unas 40 ocasiones, en las que supuestamente la sometió a tocamientos y prácticas de índole sexual. Los hechos sucedieron en Andújar (Jaén) tanto en casa de los abuelos como en la casa de la menor.

Aunque en sus declaraciones anteriores ante el juzgado, el acusado reconoció los hechos, ante el tribunal encargado de juzgarlo lo negó todo. No así la menor, ya con 18 años, que por videoconferencia relató de forma pormenorizada cómo comenzaron los abusos durante una siesta y que ella calló durante tres años para no hacer daño ni a su abuela ni al resto de la familia.

Así hasta que en enero de este año no pudo aguantar más la situación y acabó contándoselo a una amiga, a su prima y a una tía. Fue su tía la que habló con la madre de la menor y a partir de aquí los hechos se sucedieron. La primera reacción de la madre, tal y como dijo en el juicio, fue la de buscar a su padre para preguntarle si era cierto y “él me dijo que sí, pero que era poca cosa”.

Seguidamente vino la denuncia y el ingreso en prisión del abuelo puesto que ante el juez instructor sólo matizó los hechos, pero no los negó. La madre declaró que mientras ocurrían los hechos su hija cambió de forma de ser y empezó a ir mal en los estudios, pero “nunca podía imaginar lo que le estaba ocurriendo”.

“Mis padres han criado a mis hijas y nunca me lo pude imaginar”, señaló la madre, que reconoció al tribunal que ella obligaba a la menor a visitar a sus abuelos porque en los últimos tiempos la niña siempre ponía pegas para ir a verlos. “Claro que mi hija dormía la siesta con su abuelo, como yo lo hice en su día, pero nadie piensa que vaya a pasar algo así”, apuntó la madre.

El padre de la víctima también declaró en el juicio donde incidió en que “nunca” pudo sospechar nada raro, que la relación con su suegro era “más que buena” y que aunque se dio cuenta del cambio de carácter en su hija, no lo relacionó con un posible caso de abusos hasta que la menor se decidió a contarlo porque “no podía más”.