Nueve años de prisión por violar a su hija casi a diario

El Supremo confirma la condena a un vecino de Pozo Alcón, que tiene que ingresar ya en la cárcel

15 mar 2016 / 09:20 H.

Nueve años de cárcel, doce años de alejamiento y una indemnización de 60.000 euros. Ese es el castigo impuesto a Antonio Ramón R. M., un vecino de Pozo Alcón, por violar “casi a diario” a su propia hija Verónica durante más de un lustro. La condena, que fue impuesta el pasado mes de junio por la Audiencia Provincial, acaba de ser ratificada por el Tribunal Supremo, que ha rechazado el recurso presentado por el procesado. De hecho, ya tiene orden de ingreso en prisión.

La primera agresión sexual se produjo cuando la víctima tenía apenas nueve años. Los abusos terminaron cuando ella, que ya era una adolescente de 15 o 16 años, tomó conciencia de que lo que ocurría no era algo normal y decidió poner fin a un auténtico calvario. Y es que la niña llegó a pensar que mantener relaciones con su padre era lo natural, tal y como se explicó en la sentencia de la Sección Segunda.

El escalofriante relato de hechos probados que recoge la sentencia se apoyó fundamentalmente en la declaración prestada por la víctima en el juicio, celebrado el pasado 4 de junio. La joven, que hoy tiene 28 años, ofreció un testimonio crudo y desgarrador, en el que dio todo lujo de detalles sobre las violaciones a las que su padre la sometió durante seis años: “La primera vez que me lo hizo, me dijo: ‘¿Cómo te puedo hacer esto siendo tan pequeña?’ Eso se me quedó grabado”, explicó la chica. Una frase que ha quedado recogida en la resolución. Los magistrados dieron total credibilidad al testimonio de la joven, que relató que los “encuentros sexuales” se producían “casi a diario”. “Para mí, al principio, era algo normal. Después solo quería que acabase pronto para poder dormir. Al final, le tenía asco”, insistió ella ante el tribunal.

La Sala aseguró que ese testimonio tenía todos los requisitos para ser considerado creíble. Algo que también ratifica el Supremo. Además, la sentencia también resalta las declaraciones de los trabajadores de los Servicios Sociales de Pozo Alcón. Los técnicos explicaron al tribunal que fue un hermano de la víctima quien, en 2005, denunció por primera vez la situación. Incluso, confirmaron que la propia madre les reconoció en varias ocasiones que su marido abusaba de su hija. “Era un secreto a voces en el pueblo”, llegó a decir uno de esos técnicos.

En el juicio, los familiares lo negaron todo. “No creo que mi esposo sea capaz de hacer eso”, llegó a decir la mujer. “Jamás estuve en los Servicios Sociales”, añadió el hermano. Sin embargo, la Audiencia puso en tela de juicio esos testimonios: “En absoluto desvirtúan el de la víctima”, remarcó la sentencia, confirmada íntegramente por el Alto Tribunal.

La víctima sufre importantes secuelas psicológicas que, incluso, la llevaron a intentar quitarse la vida hasta en dos ocasiones. Una depresión que, todavía hoy, persiste. De ahí la cuantía de la indemnización. La Fiscalía no presentó cargos en este juicio, al considerar que no había pruebas. Toda la acusación fue ejercida por la Asociación Amuvi, que defiende a mujeres víctimas de violencia sexual.