Narbona pide que se cambie la política de oferta de agua

La presidenta del PSOE, Cristina Narbona, aboga por cambiar la política de agua en España y pasar de una gestión basada en la oferta del recurso a la mejora de la gestión de la demanda de los recursos que cada cuenca tiene y ve necesario “auditar” los recursos existentes en la actualidad, al tiempo que ha recordado que la Comisión Europea reprocha a España que ni conoce ni gestiona adecuadamente. Además, indicó que su partido estudiará el borrador planteado por el Gobierno con vistas a un posible Pacto de Estado del Agua, si bien ha matizado que el Ejecutivo del PP “es poco de fiar” a la hora de establecer acuerdos.

Además, añadió que, aunque haya llovido en estas últimas semanas, “hay que mirar hacia el futuro” teniendo en cuenta que los expertos afirman que, “igual que se ha reducido casi un 20% la disponibilidad de agua en España en los últimos 15 años, en los próximos 15 seguramente la reducción será también de ese orden”. De ahí que Cristina Narbona defendió una nueva orientación de la política del agua partiendo de un mejor conocimiento de los derechos concesionales existentes, de cómo se gestionan las aguas subterráneas, mejorando la calidad del agua, también de las aguas residuales que pueden ser reutilizadas y, por supuesto, con el desarrollo de lo que la Comisión Europea plantea.

Precisamente, Isabel Ramos Vázquez, como decana de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas, fue la encargada de inaugurar la conferencia, que se enmarca en el calendario del XXV Aniversario de la Universidad de Jaén. “Queremos dar las gracias a Cristina Narbona por compartir su tiempo y sus experiencias políticas y como docente”, afirmó.

El profesor Macario Cámara fue el encargado de presentarla. Lo hizo de una manera muy afectuosa, ya que, según relató, fue alumno de Cristina Narbona en la Facultad de Económicas y Empresariales de la Universidad de Sevilla. Cristina Narbona centró su conferencia en cómo los mercados se sobreponen, incluso, a otros conceptos, como el de la democracia y la capacidad que ha tenido España para erradicar la pobreza extrema, pero no la desigualdad. Tampoco se olvidó de los movimientos de capitales y de la deslocalización de buena parte de la producción a otras zonas en las que existe un compromiso laboral mínimo ni tampoco con la naturaleza ni con los derechos de las personas.