Multas de hasta tres mil euros por no guardar la leña y dejarla en el olivar

Cuidado con dejar la leña en el campo, ya que los agricultores se pueden encontrar con un palo gordo en forma de multa. A partir de mayo, está prohibido almacenar madera en las fincas, ya que se tiene claro que el barrenillo es una de las peores plagas que sufre el olivar jiennense, por lo que hay que atajarlo de raíz. Los insectos que la generan viven en la madera muerta, por lo que la mejor manera de erradicarla es eliminar la leña para que no tengan un hábitat propicio para su desarrollo.

De acuerdo a lo dispuesto en el artículo 4 de la Orden de la Consejería de Agricultura y Pesca de fecha 2 de noviembre de 1982 (BOJA número 23), por la que se determinan las normas a seguir en el cumplimiento de la legislación vigente sobre el “barrenillo” o “palomilla” (Phloeotribus scarabaeoides), hay que tener un especial cuidado con el manejo de la madera muerta en el campo.

Precisamente, Asaja recuerda a sus agricultores que los restos de poda de olivos que no fueron destruidos en el propio olivar por el fuego o por trituración deben estar guardados en lugares herméticamente cerrados, como leñeras de obra civil, zanjas, trinchera o albercas cubiertas por agua. Los restos, según la normativa, deben estar guardados desde el pasado 1 de mayo de 2018. Además, no se pueden abrir hasta los primeros días del próximo mes de noviembre. A su vez, la misma orden establece que los ayuntamientos, a través de sus servicios de vigilancia rural, denunciarán a las personas que almacenen leña sin guardar estas precauciones. En este caso, se aplicará el régimen sancionador previsto en la Ley 43/2002, de 20 de noviembre, de Sanidad Vegetal con multas de hasta 3000 euros.

Los barrenillos son pequeños insectos —coleópteros— de 1 a 3 centímetros de color oscuro. La larvas son blancas y sin patas. Asaja informa de que tratar con productos químicos no tiene ningún éxito, puesto que están ocultos debajo de la corteza. La sanidad vegetal en el olivar se considera una prioridad máxima, ya que una finca que no está sana deja de ser competitiva. Almacenar leña puede servir para impulsar una plaga que acaba por destruir los árboles o, al menos, daña su producción porque corta la circulación de la savia del olivo. Los ayuntamientos son competentes para vigilar la leña, aunque existe una importante concienciación entre buena parte de los agricultores para prevenir la presencia del barrenillo, ya que su proliferación perjudica seriamente su actividad económica.