“Me arrepiento, no tengo perdón de Dios”

Condena de 9 años de cárcel por intentar matar a su mujer

24 may 2018 / 08:38 H.

La fiscal fue muy directa con la pregunta: “¿Abordó a su mujer en el baño de su casa y la golpeó en repetidas ocasiones con la intención de acabar con su vida?”. Antes de responder, José R. H. levantó la vista hacia su abogada, que le hizo un gesto para que dijera que sí. De esta manera, este tosiriano, de 56 años, admitió su culpabilidad y fue condenado a nueve años y tres meses de cárcel por amenazar, maltratar y e intentar matar de una brutal paliza a la que fue su esposa durante tres décadas. “Estoy muy arrepentido. No tengo perdón de Dios, pero a lo hecho, pecho”, aseguró el acusado en el uso de la última palabra a la que tiene derecho todo reo. Después, los policías que lo custodiaban lo llevaron de vuelta a la prisión de Jaén, donde está encerrado desde que ocurrieron los hechos, el 6 de marzo de 2017.

Aquel día, el acusado agredió salvajemente a la víctima. La asaltó por sorpresa en el aseo del domicilio familiar, cuando ambos estaban a solas. Golpeó su cabeza contra la pared en repetidas ocasiones, con la única intención de matarla, según se ha declarado probado en la sentencia. Un vecino, que oyó los alaridos de la víctima, acudió a la casa y salvó la mujer. Antes de perpetrar el ataque, José R. H. ya había avisado a su esposa: “Te vas a enterar, ya te dije que ibas a salir en el telediario”.

No fue el único episodio de violencia perpetrado por el acusado contra su exesposa. Durante los 30 años que estuvieron casados, la sometió “a un trato humillante y vejatorio”. Hubo insultos, empujones e, incluso, “castigos”. A principios de marzo, el procesado ya anunció cuáles eran sus intenciones. “Duerme con un ojo abierto, que de esta no sales”, la amenazó. El día 6, José R. H. esperó a quedarse a solas con su esposa. Le exigió que le entregara “La Charra”. Así llamaba él a una navaja de grandes dimensiones que tenía guardada y que la mujer había escondido por miedo a que pudiera hacerle algo. Al ver que la situación se agravaba, ella se refugió en el servicio. A continuación, Él también entró. La cogió sentada en el inodoro. Primero, quiso estrangularla. Después, la agarró la cabeza y la golpeó contra la pared. La violencia del ataque fue tal que uno de los latiguillos del aseo se rompió y comenzó a salir agua. José R. H. puso a su esposa delante del chorro para ahogarla. También la golpeó con las estanterías del cuarto de baño y llegó a clavarle los cepillos de dientes en el pecho a modo de cuchillos.

Fue en ese momento cuando llegó un vecino. El acusado le dijo que se marchara o lo mataba a él también, al tiempo que estampaba un vaso en la cabeza de ella. Finalmente, llegó otro vecino, que pudo reducir a José R. H. Ya detenido, y delante de la Policía Local, se jactó de no haber matado a su mujer porque no había querido e intentó pisarla cuando se lo llevaban detenido y ella estaba tirada en el suelo.

Inicialmente, la Fiscalía pedía más de 12 años de cárcel. Al final, y dada la conformidad del procesado y al hecho de haber pagado la responsabilidad civil, la condena se quedó en 9 años, tres meses y un día, y 20 años más de destierro de Torredonjimeno cuando salga de prisión.