Más multas por las fiestas caseras que por el botellón

La Policía Local abre 116 expedientes para frenar las molestias

24 ago 2017 / 10:57 H.

Son las tres de la mañana de una calurosa noche de últimos del mes de mayo. La Policía Local de Jaén recibe varias llamadas de vecinos de la calle Patrocinio de Biedma, ubicada en las cercanías del campus universitario de Las Lagunillas. No pueden más. El ruido es insoportable y no les deja dormir. Los “molestos” son un grupo de estudiantes que han organizado una fiesta antes de que comience el periodo de exámenes. Cuando los agentes llegan al edificio, la música se escucha desde el pasillo. Es evidente que la fiesta está en su apogeo. En el interior del piso, había más de una veintena de jóvenes con muchas ganas de marcha. Todos son desalojados. El inquilino, el estudiante que figura en el contrato de alquiler, es denunciado por la Policía Local.

Lo llamativo de esta historia es que no se trata de un caso aislado. Más bien todo lo contrario. Y es que la Memoria de la Concejalía de Seguridad del año pasado refleja un dato, cuanto menos, curioso: Y es que la sanciones por fiestas caseras que molestan al vecindario superaron a las multas por hacer botellón en la calle. En 2016, los agentes tuvieron que intervenir decenas de veces para atajar estas celebraciones particulares y especialmente bulliciosas. Finalmente, sacaron la libreta de las multas en 116 ocasiones. Lo que se aplica en estos casos es la Ordenanza Municipal de Protección contra la Contaminación Acústica, que prevé sanciones de hasta 750 euros para los casos más leves y en los que no existan reincidencia. Por contra, la Policía Local abrió 111 expedientes por beber alcohol en la vía pública.

Por primera vez, las multas por las fiestas particulares y ruidosas superan a las que se imponen por el botellón. La situación ha cambiado y es radicalmente distinta a la que se registraba hace unos años, cuando cientos de jóvenes tomaban las calles de la capital, sobre todo en el Arche y en la zona de Renfe. Con la entrada en vigor de la conocida como ley antibotellón, a finales del año 2006, esta costumbre se fue perdiendo de forma progresiva, gracias a que se intensificó la vigilancia. No obstante, todavía hay quien bebe en zonas no habilitadas para ello. De hecho, en el año 2015, se incoaron casi un centenar de sanciones por este motivo, prácticamente las mismas que en el pasado ejercicio. Las multas por hacer botellón han oscilado entre los 120 euros y los 700 euros.

De forma paralela, lo que sí ha ido subiendo en todo este tiempo son las sanciones por las fiestas molestas en los domicilios particulares. Casi todas responden a un mismo patrón: pisos de estudiantes, ubicados en las inmediaciones del campus de “Las Lagunillas” y en residenciales. El dato también permite confirmar una tendencia clara: el botellón se muda a casa.

El concejal del área, Juan Carlos Ruiz, siempre recuerda que estos actos y comportamientos están prohibidos cuando se llevan a cabo en viviendas particulares en las que existen vecinos inmediatos y se producen molestias. Añade que atentan contra las normas de convivencia, por lo que es necesario evitar toda perturbación o ruido que altere la tranquilidad y descanso nocturno de los vecinos.

Casi 70 denuncias por actos contra la limpieza como orinar o hacer grafitis

La Memoria de la Policía Local, correspondiente al pasado ejercicio, deja algunos datos que reflejan que algunas conductas incívicas todavía se siguen produciendo. Así, los agentes levantaron 68 denuncias de infracción por actos “contra la limpieza viaria”. Dentro de ese epígrafe, se recogen conductas como orinar en la vía pública o hacer grafitis. No obstante, más de la mitad de esas sanciones se deben al abandono de vehículos en la calle (36). En estos casos, el coche se retira, se localiza al último propietario conocido y, tras el correspondiente expediente en el que puede presentar alegaciones, se le sanciona. La segunda causa son las personas “pilladas” por la Policía Local cuando hacían sus necesidades en la calle. En concreto, en el año 2016, fueron once, un dato que supera a las impuestas a los propietarios de animales que no recogieron sus excrementos. Igualmente, se registraron media docena de infracciones por realizar pintadas en lugares públicos no autorizados y otras seis por arrojar basura orgánica fuera del horario establecido. Cierran esta deshonrosa clasificación otras conductas como fijar carteles en lugares no permitidos (5), instalar vallas sin autorización (2) y verter residuos sólidos incontrolados.