Manos Unidas quiere formar a 300 agricultores en el Congo

La solidaridad jiennense servirá para poner en marcha este proyecto en África

02 feb 2018 / 08:55 H.

Manos Unidas tiene una tarea para Jaén: formar a 300 agricultores en un núcleo rural del Congo para que conozcan técnicas para sacar adelante las cosechas y sean capaces de desarrollar una ganadería productiva y con potencial para generar alimentos para su comunidad o para intercambiarlos con otros bienes y servicios. La delegada de Manos Unidas en Jaén, Lola González, explicó el plan que tiene la organización para la provincia en un acto que se celebró en el Colegio de Arquitectos. Pese a la lluvia, el frío y la desapacible tarde, el salón de actos estaba completamente lleno de personas que querían conocer los planes de la organización para este año.

Lola González quiso dar las gracias al Colegio de Arquitectos por las facilidades para organizar el acto antes de presentar la nueva campaña: “Comparte lo que importa”. Se trata de la 59 edición de un proyecto que, tal y como recalcó, lo comenzó un grupo de mujeres. “A la Diócesis de Jaén se le han asignado siete proyectos, que se desarrollarán en Mauritania, Egipto, Togo, Guatemala y El Congo. Concretamente, aquí contamos con una encomienda en El Congo para formar y capacitar en agricultura y ganadería a una comunidad de alrededor de 300 personas. El padre Florentino, que el año pasado estuvo aquí mismo, es el responsable de esta acción solidaria”, explicó Lola González.

Tampoco se olvidó de dar las gracias al equipo humano que tiene Manos Unidas en la capital y en la provincia, que resulta clave para apelar a la solidaridad y recaudar fondos para construir pozos, regadíos, escuelas o llevar ambulancias, entre otras iniciativas. “Hay 53 municipios en los que existe un equipo humano de valientes que saben compartir vida”, afirmó Lola González. Precisamente, el proyecto de El Congo cuenta con labores para escoger las semillas apropiadas, cuidar los cultivos, compaginar la agricultura y complementarla con la ganadería, impulsar pozos y otras maneras de conseguir agua y resolver los problemas que se puedan plantear hasta que se recojan las cosechas.

Experiencias vitales. Raquel Reinosa y Fermín Rodríguez fueron los encargados de contar sus experiencias dentro de los proyectos de Manos Unidas. La primera es trabajadora social de Perú, mientras que el segundo, misionero claretiano. “Queremos destacar que ayudamos a personas empobrecidas, que es muy diferente que gente pobre. Cuando trabajamos con ellas, vemos que son ricas en recursos, conocimientos, tradiciones, patrimonio cultural y que conocen muy bien su entorno y las posibilidades. En cambio, están empobrecidos por la falta de oportunidades o por una circunstancia particular”, afirmaron.

Raquel Reinosa explicó sus proyectos con las comunidades andinas de Perú. Señaló que son personas que viven en el medio rural en núcleos que están a varios miles de metros de altura y que cuentan con muchas dificultades. De hecho, afirmó que muchos no tienen carreteras, por lo que tienen que sacar las papas —patatas—, que son su principal cosecha, con la ayuda de animales. También describió casos de niños que tienen que caminar largo tiempo para ir a la escuela.

“Tenemos en marcha un proyecto para llevar agua potable, que mucha gente todavía no tiene. Se trata de una manera de reducir las enfermedades y los problemas de nutrición”, declaró. No obstante, reconoció que los proyectos físicos, como las obras para el agua, son más fáciles de sufragar gracias a la solidaridad respecto a otros, que resultan inmateriales, como, por ejemplo, las labores para dar voz y voto a las mujeres campesinas, que sufren una tremenda discriminación de sexo en el entorno en el que viven.