Luque y Fortes brillan con el buen viento de Núñez de Tarifa

David Mora se estrella con un lote casi imposible y se marcha inédito del coso de La Alameda

16 oct 2016 / 20:52 H.

La corrida de Núñez de Tarifa amenazaba con “soplar” con fuerza y sacarle el aire a los toreros. Espectacular presentación con unos pitones imponentes y morlacos con mucho cuajo. No obstante, cuando salió a la arena hubo “vientos” de todo tipo. El primer toro solo tuvo unas ráfagas, el segundo soplaba hacia toriles porque era manso, el tercero no llegó a mover las velas, mientras que el cuarto, que tenía una brisa agradable, muy pronto se apagó. Menos mal que hubo dos —el quinto y el sexto— que trajeron buenos vientos y que evitaron el naufragio de la tarde. Daniel Luque recibió al quinto —el primero de los toros con “buen aire”— con unas verónicas en las que flexionó las rodillas. El diestro inició la faena de muleta con un trasteo poderoso hacia los medios componiendo bien la figura. Cuando lo tuvo en el centro del anillo, le dio una serie en redondo enganchándolo muy por delante y con un toque mandón para fijar la embestida. Quisó imponerse con las tres primeras series de muletazos, que tuvieron un ritmo poco templado. No obstante, Daniel Luque optó por sacrificar el toro a cámara lenta por conducir la muleta con firmeza para que no le enganchara, ya que temía que si el astado le cogía la franela empezaría a descomponer la embestida.

La faena se centró en muletazos cortos, pero profundos y encajados. Entonces, fue cuando el púlico de La Alameda comenzó a engancharse a la lidia con olés y ovaciones. El epílogo de la faena fue vibrante. Daniel Luque “ancló” la planta al suelo y se metió en los terrenos del toro con derechazos e invertidos en los que los pitones le rozaban los muslos. Y al final, acabó con unas luquesinas después de tirar la espada simulada en la arena de Jaén. Mató de gran estocada y logró las dos orejas.

Daniel Luque ya contaba con otro trofeo, que consiguió en el segundo de la tarde. El animal tenía unas querencias terribles —primero hacia tablas y luego, para toriles—. Lo recibió a la verónica en los medios. Costó meterlo en el caballo y, tal y como se esperaba, apretó a los banderilleros en el segundo tercio cuando corrían hacia las tablas. El torero tenía claro que, si quería algo, tenía que ser en la puerta de toriles. Y allí se fue. Hubo muletazos en redondo y al natural, aunque todos de uno en uno —sin ligar— y con toques muy poderosos. El toro, con el defecto de la mansedumbre, tenía la virtud de que obedecía al toque, lo que permitió a Daniel Luque robarle pases y lograr un trofeo.

Otro buen toro. Fortes recibió al último de la tarde a la verónica antes de dar dos buenos remates. Le hizo un quite por chicuelinas y sonaron los clarines y timbales. Una vez más, el toro no fue fácil de manejar en los primeros tercios —algo propio del encaste Núñez—, por lo que se llevó muchos capotazos. A un banderillero que intentaba acercarlo al burladero le apretó tanto que tuvo que echar a correr y entró con tanta velocidad por una tronera que casi se sale por la otra.

Fortes se fue decidido y le dio una buena serie en redondo con los riñones encajados. Interpretó dos más tirando del animal en línea recta y sin templar la embestida. No obstante, cuando se echó la muleta a la izquierda —para torear al natural—, sí que empezó a mover la franela despacio. Le dio una gran serie ligada con la izquierda. La siguiente fueron de uno en uno. En el último, el toro pensó si cogerlo o no. Fortes no se movió. Cuando se metió en los terrenos del astado, en un cambio de manos por detrás, el toro, otra vez, barajó la opción de echárselo a los lomos. Lo mismo le ocurrió en una tercera ocasión en un circular invertido. Fortes elevó el tono de la faena con emoción y mató bien, por lo que cortó un trofeo.

Se unió a la otra oreja que logró del tercero, al que recibió a la verónica a pies juntos. Se fue a los medios con la franela y le dio tres cambiados por la espalda y otros tres por delante sin moverse. Le pasó cerca en muchas ocasiones, que es distinto a pasárselo cerca. Acabó con unas arriesgadas bernardinas, en las que le cambió el viaje a última hora con gran valor.

El peor lote fue el de David Mora. Al primero lo toreó bien a la verónica, pero con la muleta tenía un viaje muy corto que no le dejaba trazar el muletazo. Estuvo valiente y seguro. El cuarto apuntaba maneras pero, en un par de banderillas, el animal cayó al suelo. A partir de ahí, no fue el mismo. Congestionado, agotado y sin querer coger la muleta no le dejó dar ni una serie con lucimiento. Por eso, se fue prácticamente inédito del coso de La Alameda. Para él fueron los “malos vientos” de Núñez de Tarifa.

Padilla sufre un gran golpe en la cara, otra vez, en Zaragoza

Juan José Padilla sufrió un tremendo golpe en el rostro en la plaza de toros de Zaragoza. El diestro jerezano se fue a porta gayola para recibir al astado que, cuando salió, le dio un pitonazo en el rostro muy cerca de donde tiene el parche que le quedó después de perder el ojo, precisamente en este mismo coso hace cinco años. Fue trasladado a la enfermería y Morante de la Puebla se hizo cargo de la lidia. No obstante, Juan José Padilla, después de ser atendido, volvió otra vez al ruedo para torear el sexto —se corrió el turno— entre una ovación y grandes dosis de heroísmo.