Los que profesan Jaén en Sevilla

Encuentro de arraigo y pertenencia en la Casa de Jaén en Sevilla en torno a Crónicas de Jaén VII, de Juan Espejo

14 dic 2023 / 15:35 H.
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Guadalquivir abajo llega la expedición jiennense a Sevilla, con Crónicas de Jaén VII bajo el brazo. Antes fue en Córdoba y siempre en busca de los jiennenses que tienen casa, vida, trabajo y familia en otra provincia. El libro, en realidad, es más vehículo que pretexto, hilo conductor para el encuentro que deja fluir la palabra tras el abrazo, el beso o el apretón de manos. La séptima compilación de los artículos dominicales del director de Diario JAÉN, Juan Espejo, ha tenido mesa de diálogo y exposición en la Casa de Jaén en Sevilla. Crónicas siempre suscita la atención sobre el periodismo, sus venturas y desventuras, sus aciertos y sus renuncias, su importancia capital. En este encuentro con los paisanos que viven en Sevilla, sin embargo, han sido experiencias y vivencias de arraigo y pertenencia las protagonistas, como sustento, a la larga, de un compromiso que deriva también hacia el ejercicio de un oficio al que no debe bastarle con contar historias. Debe ir más allá y ser también instrumento de progreso, vertebración y desarrollo del territorio.

Invierno meteorológico en la calle y otoño, si embargo, en los corazones de quienes se sentaron en la sala principal de la casa de los jiennenses para escuchar al autor y a quienes les acompañaban en la mesa. Además de Arturo Andújar, presidente de la entidad, doctor en Filología Hispánica y profesor jubilado de Villanueva de la Reina; Antonio Carrillo, de Santa Ana (Alcalá la Real), doctor en Criminología y alto directivo del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla; Ángeles Férriz, abogada, secretaria general del PSOE andaluz y portavoz del grupo socialista en el Parlamento, de La Carolina, donde fue alcaldesa, y Javier Rosúa, paisano del autor y amigo de la infancia, técnico del departamento de diseño de la fábrica de SEAT en Barcelona hasta su reciente jubilación.

Juan Espejo acudía por tercera vez a la Casa de Jaén en Sevilla. La primera, en los años 90, fue para dar un pregón sobre Jaén; la segunda, acompañando al entonces gerente del periódico, Alfredo Margarito, recientemente fallecido, que daba una conferencia taurina. No habrá tercera sin cuarta: “Gracias de todo corazón por acogerme —le ha dicho al presidente de la casa—, a los amigos de Jaén en Sevilla, gente de buen vivir, que siempre sonríe, alguna vez llora y hacen de las cosas pequeñas ejemplo de vida diaria y mano tendida los amigos”. Hay reciprocidad, porque el anfitrión le responde: “Has sido un periodista que habla con el corazón y eso no abunda. Quizá el ambiente, quizá la noche y la gente con la que te encuentras, porque este es el hogar de los jiennenses, su casa en Sevilla, y tú has hablado como se habla en casa”. Antes, en su bienvenida, Arturo Andújar había dicho que el acto, cultural, “es importante y hace que nos sintamos jiennenses cada día más”.

<i>Asistentes a la presentación de Crónicaas de Jaén VII. / Diario JAÉN.</i>
Asistentes a la presentación de Crónicaas de Jaén VII. / Diario JAÉN.

Es contagioso, porque buen número de los socios de la casa son sevillanos que se han acercado a ella por sus amigos de Jaén para conocer más de ella. Es convivencia, es compartir momentos y experiencias. Espejo recordó al que fuera presidente de la casa, Manuel Castilla, cuya impronta permanece. Ha agradecido a su amigo de infancia, Javier, su relato, en el que le trasladaba un mundo de ciudad “desconocido para mí, lo mismo que el que yo le trasladaba del pueblo, casi desconocido para él”. Y un buen augurio para ambos: “Nuestra ilusiones fueron creciendo, por fortuna buscadas y no se nos han escapado ninguna”. De Férriz dice que la conoce desde “jovencita” y que la ligazón entre ellos permanece. Admite amistad, pese a la política y el periodismo, y apela para ello al afecto y la consideración. “Es de largo recorrido; lo que dice, lo dice de verdad y es lo que siente. Fue alcaldesa de La Carolina en tiempos complicados que venían de otros más complicados y Ángeles serenó la democracia en su pueblo, y enfiló las igualdades”, define a la política. “Creo que Juan ha intentado siempre contar la verdad de nuestra Jaén y, a veces, ha ganado amigos y otras, enemigos”, replica la carolinense. Pero antes había puesto la premisa: “Creo que el periodismo es un servicio publico, como ha dicho la escritora Julia Navarro, que tiene que contar siempre la verdad y no responder a los intereses de políticos, empresarios, de banqueros, de sindicatos o de, incluso, quien te paga. Y eso tiene un alto precio”.

<i>Juan Espejo firma ejemplares de su libro. / Diario JAÉN</i>
Juan Espejo firma ejemplares de su libro. / Diario JAÉN

Espejo reitera algo que le gustaría fuera como la lluvia fina: “Si queremos vertebrar la provincia desde la información debemos conformar una realidad distinta, comprometer y hacer de la formación colectiva el impulso para subir ese escalón, uno tras otro, para dejar ese vagón de cola en el que nos colocan, desde el compromiso; también los periodistas, que somos puñeteros, pero tenemos corazón”, dice mientras mira a dos antiguos compañeros que acompañan en la sala, a los que define como maestros: Francisco Romacho, que fue director de Diario JAÉN, y Antonio Avendaño, que era redactor jefe del periódico. Para Romacho cuando “él (Juan) convence al empresariado de que el periódico tiene que salir, parece que lo han parido en Jaén, porque sin ese empeño el periódico no existiría”. Para Avendaño, “no se pueden entender estos últimos decenios sin su capacidad para esquivar crisis que se han llevado por delante a otros medios de comunicación”. Y para su presentador, el alcalaíno Antonio Carrillo, “diré en boca de Juan Espejo, que la autoestima vino para quedarse y que ese es el mejor aval para las generaciones futuras, y como motor para la provincia de Jaén”.

<i>Javier Rosúa. / Diario JAÉN.</i>
Javier Rosúa. / Diario JAÉN.

“A este de la ‘bicha’ tengo que conocerlo”

Jubilado tras una trayectoria profesional en el departamento de diseño de la SEAT en Barcelona. Hijo de Tocón, “un pueblo pequeño de tamaño del poniente granadino, pero grandísimo en sueños e ilusiones”, amigo de la infancia de Juan Espejo, reflexivo, tranquilo, curioso y lector. Javier Rosúa ancló sus vínculos con el autor de Crónicas en la infancia, ese episodio de vida que ahorma personalidad, actitudes e inclinaciones. “Mañana brumosas de mi infancia, cómo formasteis, sin yo comprenderlo, mi corazón”, recita del “vecino universal” Federico García Lorca, verso de su libro ‘Mi pueblo’. Emigrante con sus padres a Cataluña, vivía cuando conoció a Espejo en Hospitalet de Llobregat y relata la infancia de ambos, “sinónimo de vacaciones para mí’ en los veranos de Tocón. Eran unos niños cuando se encontraron. Lo refiere de tal forma que parece una secuencia, muy cinematográfica, del comienzo de una gran amistad.

“Juan, recuerdo la primera vez que llamaste mi atención. Tendríamos diez años. Paseando por tu calle con mi padre, a eso que se encuentra con el tuyo, Miguel, y le dice: ‘Paco, mira qué ha traído mi hijo por la tarde del arroyo’. Entonces vimos tirada en el suelo una bicha enorme, negra, y dije: ese niño me impresiona, a este tengo que conocerlo”. Pasaban los días jugando a las carrerillas en la plaza; bañándose en los chilancos del arroyo; jugando al futbolín; corriendo con los ‘piques, en bicicleta... “En definitiva, teniendo nuestra personalidad”, apostilla. Cuenta también que “el palto fuerte” eran las fiestas del pueblo, donde aprendieron a bailar “con lo que eso implica. Recuerda las espectaculares carrozas de la romería, “especie de carnaval en verano” donde unos se disfrazaban “de charlestón, otros de grupos de rockeros, y otros simulaban un quirófano o una fiesta gitana”. Cipriana, la madre de Juan les hacía la merienda; Miguel, su recordado padre, les daba los consejos que ella corroboraba: hay que tener un oficio, hay que estudiar”, insistía.

Terminaba el verano y de ellos se adueñaba el desconcierto. “No nos gustaba la situación, porque no entendíamos que cada uno se tenía que ir y no podíamos vivir todos allí. Recuerdo que nos escribíamos cartas durante el año; lo el móvil vino mucho más tarde. Y así nos hemos sido haciendo mayores”, sentencia Javier. Vinieron luego los estudios, el trabajo, el primer piso, la familia. Y viajes para quedar en Barcelona: “Me llamabas par quedar; esa era nuestra relación siempre, rápida, esporádica y llena de sorpresas”. En 2004, los emigrantes de Tocón se reencontraron en una gran fiesta. Volverán a hacerlo en 2024 con otra del mismo calibre, que organizan sus hijos.

<i>Ángeles Férriz y Juan Espejo, durante la presentación. / Diario JAÉN. </i>
Ángeles Férriz y Juan Espejo, durante la presentación. / Diario JAÉN.

“Hacen falta muchos Juanes en Jaén y en el mundo”

De La Carolina, abogada y política. Ángeles Férriz es secretaria general del PSOE andaluz y portavoz de su grupo en el Parlamento de Andalucía. Fue también alcaldesa de su ciudad, en la que marcó un hito al ganar las elecciones, con sólo 28 años, al entonces patriarca del PP jiennense Ramón Palacios. En ese callejón, siempre estrecho, por el que caminan políticos y periodistas, la carolinense dejó correr ese aire de “consideración y respeto” que debe impedir contaminar la marcha y permite ventilar la trinchera. “Nos ha hecho el regalo de venir a la Casa de Jaén en Sevilla, para presentar y hablar de algo que nos une a todos, la pasión por nuestra provincia, el cariño por nuestra tierra, el amor por nuestra gente y el orgullo de ser de Jaén”, relata Férriz, sustanciando el encuentro en Sevilla.

Del libro dice que es un trabajo periodístico y literario especial. Da dos razones: por lo que cuenta y por quien lo cuenta. Crónicas es “un relato vivo de nuestra tierra, de nuestra gente, de nuestra vida cotidiana”, de un Jaén “que añoramos todos cuando estamos fuera, pero que también muchas veces no valoramos suficientemente cuando estamos dentro”. Es su reivindicación antes de enumerar lo que define como ‘superpoderes’ de los jiennenses: “Somos una gente humilde, sencilla, cercana, muy trabajadora. Ya lo decía Miguel Hernández, somos de una tierra a la que no levantó la nada, ni el dinero ni el señor, si no la tierra callada, el trabajo y el sudor”. Y en contraste: “No hay nada más que salir de Jaén para darse cuenta de que esa humildad, esa sencillez, ese trabajo del que sabe que nadie le ha regalado nunca nada, son precisamente nuestros superpoderes, los de la gente de Jaén”. ¿Y qué pintan las crónicas de Espejo en todo esto? “Desde una perspectiva muy humana, muy de conocer el terreno, cuentan la vida de la gente de Jaén. También, a veces, trascienden a Jaén. Yo las recomiendo porque no dejan indiferente a nadie; algunas veces pisan algún callo, porque hay que levantar y remover conciencias”. Férriz pondera, en una biografía muy personal del autor, su conocimiento, sobre el terreno, de la provincia; su afán viajero como forma de trabajo. Lo traduce así: “Creo que puedo decir que no hay lugar de Jaén donde Juan no sepa lo que se come, lo que se bebe, lo que se baila, en lo que se trabaja... Y esa es su grandeza”. La política jiennense lee al periodista y viene preparada para lanzarle un órdago, aunque pudiera parecer lisonja: “Creo que hacen falta muchos Juanes en Jaén y en el mundo que sepan contarles cosas y que tengan la osadía de ponerlas en un libro”.

<i>Francisco Romacho. / Diario JAÉN.</i>
Francisco Romacho. / Diario JAÉN.

“Es una hazaña que no se da ahora en el periodismo”

Francisco Romacho Ruz, periodista andaluz de largo recorrido y con un amplio currículum, fue uno de los presentes en la Casa de Jaén en Sevilla, y así opinaba del autor del libro: “Con Juan Espejo siempre tengo un doble sentimiento, una doble mirada. La primera, aquel niño que empezaba a hacer Deportes en el año 84 en Diario JAÉN. Esa emoción, ese talento y esa capacidad que tiene ya la empezaba a demostrar entonces, hace ta casi cuarenta años. La segunda —subrayaba Romacho, director de Diario JAÉN a mediados de los años 80— es la confirmación de verlo tantos años después haciendo una hazaña que no existe en el periodismo español, que es seguir dirigiendo un medio tan afortunadamente vivo, y lamentablemente complicado, porque es muy difícil todavía la supervivencia de los medios locales en el contexto tecnológico y periodístico en el que estamos”.

Francis Romacho, quien al frente de Diario JAÉN elevó el periodismo de calle a cotas entonces inexistentes y conectó el periódico con la ciudad, fue quien promovió que el periódico tuviese caseta en la Feria de San Lucas, algo impensable en la época, ha trabajado en medios de comunicación andaluces como Diario de Granada, El Correo de Andalucía y Canal Sur, con una etapa larga finalmente en la productora Mediapro. “Para mí es un orgullo estar a su lado, asistir a este acto en la Casa de Jaén en Sevilla, porque no es que Juan Espejo sea el director, es el alma de este periódico, lo mismo que hay que colocar en un pedestal que el presidente, Eleuterio Muñoz, a quien admiro porque sin venir de este mundo, sigue aquí diez años después como un jabato. “Cuando Juan nos convence a todos de que el periódico sale adelante parecerá que lo tienen que haber parido en una parte de ese mar de olivos que es Jaén para que se empeñe tanto en que siga vivo, porque sin ese empeño, el periódico no existiría, y no sólo existe Diario JAÉN, sino que es un proyecto de futuro porque encara de forma muy llamativa y única el nuevo mundo de las autopistas de la información. Para mí —concluye Romacho— es un honor tener un amigo como él, con el que he compartido tantas horas de periodismo y de vida”.

Jaén