Los olivareros ya “leen” sus flores

La polinización augura un adelanto de la cosecha y un leve aumento productivo

    17 may 2017 / 10:50 H.

    La floración del olivar prácticamente ha terminado. Es verdad que el Complejo Hospitalario de Jaén ayer volvía avisa de que el nivel de polen por metro cúbico de aire era extremo, aunque estaba 16 veces por debajo del día con más “olivar en el aire”, que fue el 4 de mayo. Si se miran los árboles de la campiña, ya se ven pequeñas aceitunas en lo que, hace diez días, eran flores. No obstante, los niveles de polen siguen altos porque ahora han abierto la polinización los olivos de las sierras. Allí los niveles aún son más altos que en la capital, por lo que el aire resulta determinante. Cuanto más haga, más llegará a la ciudad. En cambio, si desaparece el viento, el polen ya solo se localizará en las zonas más escarpadas de la provincia.

    Los olivareros son muy capaces de “leer” lo que le dice la floración de su parcela, en lo que constituyen los primeros cálculos de lo que podría ser la próxima cosecha. La polinización deja una “pista” bastante importante en torno a la fecha de recolección. Si en 2016 y en 2015, la maduración de la aceituna se produjo bastante tarde, la próxima cosecha da indicios de que puede venir con adelanto. El 14 de mayo fue la jornada de más polen en el aire durante el año pasado, mientras que el anterior se dio el 13. En cambio, esta vez ha sido el 4, por lo que los olivareros ya saben que la cosecha, por el momento, lleva 10 días de adelanto.

    Por otro lado, la floración constituye el primer muestreo serio de lo que será la próxima cosecha. Después tiene que pasar mucho tiempo en el campo y necesitará que le llueva, que haga sol y también frío en la recta final para que el fruto se desprenda de los árboles. No obstante, más allá de la meteorología, sí que se puede hacer un análisis de lo que, por ahora, proyecta la futura cosecha. La polinización ha sido más intensa que el año pasado. De hecho, el punto más álgido de 2016 fue de 11.308 granos de polen por metro cúbico de aire. En cambio, el 4 de mayo de este mismo mes se alcanzaron los 16.902, lo que supone una cantidad bastante más elevada. Por eso, se puede aseverar que la floración ha sido más elevada que hace un año, en el que la cosecha, al final, rondó las 502.000 toneladas. No obstante, pudo ser más, pero al olivar le faltó lluvia en el otoño, lo que hizo que bajaran los rendimientos grasos en las almazaras, algo que pudo echar por tierra las 30.000 toneladas más que calculó el aforo oficial que ofreció la Consejería de Agricultura. Sin embargo, sí que está por debajo de las cosechas denominadas históricas o de récord, en las que se rozaron los 20.000 granos por metro cúbico de aire.

    De todos modos, la floración se ha desarrollado en unas condiciones muy propicias, pero habrá que ver lo que depara la meteorología en los meses que quedan. El agua antes de la polinización hizo que los olivares contaran con más fuerza, pero el cultivo llega con un estrés hídrico considerable. Por eso, los agricultores que tienen agua en sus fincas, a partir de ahora, se afanarán en abrir el grifo para sacar adelante las pequeñas aceitunas que tienen sus árboles. El precio del aceite de oliva es bueno, por lo que gastar agua —pese al precio de la electricidad y del gasoleo— interesa porque luego el mercado lo compensarán. No obstante, esto solo es una proyección de lo que puede ser la próxima cosecha, que todavía necesita muchos cuidados por parte de los olivareros y concesiones por parte de la meteorología.