Los niños
se niegan a no disfrutar de las fiestas

El mal tiempo y la lluvia provocan que la Asociación de Vecinos Pilar del Arrabalejo cancele sus festejos

09 sep 2018 / 11:42 H.

Todo eran risas, hasta que cayeron las primeras gotas. Las fiestas del barrio El Pilar del Arrabalejo quedaron, por decirlo de alguna forma, “partidas en dos”. Una mañana espléndida, donde todos pudieron divertirse, se contrapuso a una tarde marcada por la lluvia en la que, finalmente, se tuvo que dar por cancelada la programación aunque los jiennenses estén más que acostumbrados a unas cuantas gotas.

No es que el sol estuviera muy presente por la mañana. Quizás, estuviera demasiado cansado de su trabajo durante todo el verano como para ganarle esta batalla a las nubes. Sin embargo, esto no hizo que los ánimos de los más pequeños se apagasen. El sábado era el día reservado para los juegos y las actividades más divertidas, y ni un solo atisbo de lluvia iba a impedir que salieran a pasarlo bien con sus amigos. Así, la mañana se pasó entre clases de zumba llenas de ritmo (y alguna gotita de sudor) e idas y venidas de niños a los castillos hinchables que se instalaron en plena calle, la zona para practicar el tiro con arco o el “campo” para jugar al futbolín humano.

Cercano el mediodía, tanto juego levantó el hambre en los vecinos del barrio. Pero esto no fue ningún problema, ya que la Asociación de Vecinos Pilar del Arrabalejo organizó un concurso gastronómico con platos que quitaban el hipo. Marina Torres preparó, para la ocasión, solomillo a la reducción de vino tinto de Valdepeñas y explica: “El truco del plato es que tenga el punto de Jaén. Es una reducción que se hace durante una hora más o menos y esto es lo que le da el toque especial al plato”. Eso sí, confiesa que tuvo una ayuda muy especial, la de su hija Leire. Aunque no fue la única, la hija de Antonio Ortega, María, también ayudó a su padre a preparar las “brochetas de la muerte”, nombre que, según cuenta la pequeña, le viene porque “están de muerte”. Un sabor y nombre tan original que, de hecho, le valió el segundo premio en el concurso. El primer puesto fue para los pimientos rellenos y el tercero para el lomo de orza casero.

Y, como en “Crónica de una muerte anunciada”, a la tarde llegó la lluvia. La esperanza no se perdió hasta el último momento. Pero, a pesar de los avances tecnológicos, aún no se inventó una máquina capaz de controlar el clima, así que, finalmente, se tuvieron que cancelar las fiestas de noche.