Vive uno de los momentos más importantes de su trayectoria. Mantener una conversación fluida con él cuesta. A cada paso encuentra un codazo —estilo impuesto por la pandemia para el saludo—, palabras de aliento y cariño a raudales. Un rincón sosegado del Archivo Histórico de Jaén fue el escenario en el que Erik Domínguez Guerola (Motrico, Guipúzcoa, 1983) se sinceró en los prolegómenos de un congreso provincial en el que, si no hay sobresaltos, saldrá elegido presidente del Partido Popular de Jaén. Tiene las ideas claras y, por supuesto, camina con paso firme, sin rodeos y con la mirada puesta en el presente y el futuro de la tierra en la que creció.

—¿Quién es Erik Domínguez?

—Soy una persona de mi pueblo, que me gusta decir que vengo de abajo, de una familia obrera, trabajadora, que se ha forjado con mucho esfuerzo, no tengo ascendientes de grandes terratenientes, ni grandes apellidos...

—¿Por qué entró en política?

—Entré por pura convicción de cambiar las cosas, algo que puede sonar a tópico, pero no lo es. Mi pueblo estaba gobernado por el PSOE en un modelo muy parecido al de la Junta de Andalucía, con un gobierno de más de tres décadas, cuando me llama la anterior presidenta y dos personas jóvenes, Alberto Rubio y yo, con una visión moderna, actualizada y más dinámica, decidimos arriesgar y cambiar las cosas.

—¿Está preparado para curar la herida que está abierta desde el último congreso extraordinario del Partido Popular?

—Siempre digo lo mismo. Creo que cuando se hablaba de mí como posible candidato, que es lo que soy todavía, se hablaba de que entre mis pocas virtudes estaba ser una persona balsámica. Es verdad que la actual dirección provincial ha hecho mucho y muy bien, y también es verdad que quedan muchas cuestiones por resolver y, en este sentido, intentaré ser una persona que termine de coser el partido.

—¿Cómo lo hará?

—Para empezar, con mucho cariño, haciendo mucha zapatilla, muchos kilómetros, puerta a puerta y, en este caso, pueblo a pueblo y, dentro de esta dinámica, intentaré escuchar, reforzar y trabajar cada situación, además de demostrar a nuestros alcaldes y portavoces que la dirección provincial es cercana, fuerte y, sobre todo, que está unida.

—Es usted un candidato de consenso. ¿Quién puso su nombre sobre la mesa, la dirección regional o la nacional?

—Si le soy sincero, ambos.

—Eso es difícil de creer...

—Lo sé, porque es verdad que la política se ha convertido en algo más mediático que práctico, pero esa es la verdad. Yo apoyé a Pablo Casado en el anterior congreso nacional por muchas razones, algo perfectamente compatible con apoyar a Juanma Moreno.

—¿De quién recibió la llamada?

—Tuve dos llamadas, esa es la realidad, la de mi presidente nacional y la de mi presidente regional y de la Junta de Andalucía. Creo que poco importa quién llamara antes, porque también le digo que fueron escasos los minutos entre una llamada y la otra, y como si digo un nombre seguro que se le saca punta al lápiz y el cariño es mutuo, prefiero decir la honestidad de lo que fue, dos llamadas muy cariñosas que me emocionaron por igual.

—¿Qué le ha parecido que su antecesor en el cargo, Juan Diego Requena, sea el primero en avalar su candidatura?

—Es un orgullo y un honor, porque yo con Juan Diego Requena mantengo una amistad de hace mucho tiempo, y lo primero que hicimos cuando nos comunicaron el relevo fue hablar. Queremos hacer una transición dulce y tranquila. Yo valoro mucho el trabajo que ha hecho y nos unen muchas cosas. Es verdad que tenemos visiones distintas, pero son perfectamente compatibles con esta visión tan sana que tenemos. Para mí, que él fuera el primero en avalarme es un orgullo.

—¿Y la reacción del secretario provincial, Francisco Palacios?

—Hacia mí no ha tenido mal gesto. Sí es cierto que no estuvo presente en la Junta Directiva, pero también es verdad que hubo una comisión parlamentaria que acabó bien entrada la tarde. El hombre, que yo sepa, en media hora no podía venir de Sevilla a Jaén. Puede tener sus contrariedades, pero para con mi persona no ha tenido malos gestos.

—¿Qué pasará con Miguel Contreras, figura clave?

—En el devenir de estos días hablaré de una sola persona que tendré en mi equipo, por una razón fundamental: quiero centrarme en lo importante.

—¿Qué es lo importante?

—Dar una buena imagen en este congreso. Venimos de una foto convulsa y lo que tenemos que hacer es ir de la mano todos juntos. Le puedo adelantar con rotundidad que Miguel Contreras estará ahí, mientras él quiera, porque aquí suma todo el mundo.

—¿Quién será esa persona de la que sí está dispuesto a hablar?

—La persona que me acompañará en la Secretaría General del Partido Popular de Jaén será Elena González.

—¿Por qué ella?

—Por muchos motivos, pero voy a dar solo tres. Uno, es una persona que, a pesar de su juventud, tiene una trayectoria muy larga en el partido, algo que para mí es muy importante, porque yo tengo menos. Dos, la persona de mayor confianza que tengo es mi mujer y valoro cada consejo por encima del de cualquiera, por lo que la recomendación femenina la quiero en mi oído derecho, algo que reflejaré en Elena por la experiencia. Y, tercero, por su sobrada capacidad de trabajo.

—¿Qué le aconseja su esposa?

—Mi mujer me aconseja que implante el modelo Erik, es decir, que no cambie, que siga jugando con mis amigos al fútbol, que vaya a mi bar de cabecera y que procure pasearme por mi pueblo siempre que pueda.

—La apuesta de las direcciones nacional y regional va encaminada a una renovación. ¿Habrá sabia nueva en su equipo, un borrón y cuenta nueva?

—Que haya sabia nueva no tiene por qué ir de la mano de que sea borrón y cuenta nueva, que me suena a cosas de otros tiempos. Precisamente esta renovación tranquila busca meter caras nuevas, las que empujan, aprietan y buscan oportunidades, pero sin dejar a las personas tan valiosas que tiene el partido. Tenemos muchos cargos que tienen que ser totalmente recuperables porque el que aspira a dirigir un partido no puede aspirar a gobernar el sesenta o el setenta por ciento, sino el cien por cien, porque solo así podemos ser la fuerza política de referencia en la provincia.

—¿Qué peso tendrá la capital?

—Para mí es un baluarte importante. Ya le adelanto que uno de los objetivos principales que tendrá este candidato, si llega a ser presidente, es recuperar la Alcaldía de Jaén, y para eso habrá que sentarse, también sosegadamente, y habrá que valorar muchas cuestiones. Hay gente muy muy buena en el grupo municipal.

—¿De qué manera afectará el caso “Matinsreg” a la celebración del congreso provincial el próximo 15 de mayo?

—El tema está judicializado, yo no soy juez ni pretendo serlo, por lo que la justicia será la que tenga que hablar. Creo que hay cargos de nuestro partido que merecen el más absoluto respeto, cuando el juez sentencie el Partido Popular tendrá un juicio de mucho más valor que el que ahora mismo tenemos, porque lo que hay son solo investigados.

—¿Ser presidente reforzará su acta de parlamentario?

—La verdad es que me ha tocado un papel importante con la Portavocía de Empleo, Formación y Trabajo Autónomo. Creo que es una de las patas más relevantes que tiene todo gobierno. Estoy muy entretenido con eso y con la portavocía de la Comisión de Investigación de la Faffe.

—¿Están despejadas todas las amenazas de posibles candidaturas alternativas?

—Esto es un partido democrático, que haya un consenso entre las direcciones nacional y regional y que cuente con el aval del presidente provincial para esta candidatura no es óbice para que no haya otro compañero o compañera, aunque lo suyo es que vayamos todos de la mano, de manera sosegada y con una buena imagen del congreso. Nadie quiere volver a 2017 ni a situaciones convulsas que no se puedan entender.

—¿Qué le dicen los alcaldes?

—Si le soy sincero, he tenido el cariño y el apoyo de todos, sin excepción, pero también lo he tenido de todos los portavoces y de muchísimos concejales. No he recibido tantas llamadas y mensajes en mi vida y llevo unos días francamente intensos. Ahora solo espero que, si llego a la presidencia, pueda devolver todo el cariño.

—¿A qué aspira como presidente del Partido Popular?

—A recuperar, por un lado, alcaldías que nunca deberíamos haber perdido y que son esenciales, como la de Jaén, Andújar, Úbeda o Baeza y, por otro, a convertir en exponentes proyectos como Villacarrillo o Siles. Además, tenemos que consolidar otras como Alcalá la Real o La Puerta de Segura. El objetivo principal es la Diputación Provincial de Jaén. Hay quien me dice que no pida imposibles, pero yo no lo descarto. Es saludable abrir ventanas y que corra el aire. Yo voy a pelear por esa oportunidad.

—Está usted en una tierra de arraigada tendencia de voto socialista. ¿Qué puede hacer su partido para dar el vuelco?

—Desmitificar la imagen. Lo digo con rotundidad, para mí en el Partido Popular están los roles cambiados, porque aquí está representado el obrero y no tanto en el Partido Socialista, porque llevamos con el mismo gobierno más de tres décadas, lo que implica poder territorial, adquisitivo, económico y de decisión. Los que han mandado siempre y, como dice un concejal de mi pueblo, los que son los manijeros de la provincia son los socialistas. En el Partido Popular estamos toda clase de personas, gente de campo, autónomos y con muchas ganas y capacidad que nos vemos reflejados en el gobierno de la Junta de Andalucía. Hay que llevar este ejemplo a la Diputación Provincial.

—¿Ser obrero es compatible con ser de derecha?

—Yo lo soy. Mi padre es carpintero y se jubiló desempleado. Mi madre ha tenido varios trabajos eventuales y es ama de casa y yo, antes de obtener mi titulación universitaria, he hecho de todo. Esto es algo natural, ni hay que ocultarlo ni presumir de ello. Muchos de mis compañeros lo son igual que yo, pero parece que la bandera la tiene el Partido Socialista por ser de la izquierda; no señor, yo puedo ser liberal en lo económico, más conservador en lo ético, ser del Partido Popular y obrero.

—¿Le preocupa más el auge de Vox o el de Ciudadanos?

—Me preocupa Jaén y mi partido. Si nosotros somos capaces de hacer las cosas bien, si somos capaces de llevar el ejemplo de la Junta de Andalucía a cada rincón de la provincia, eso es lo único que nos puede preocupar y es la receta para llevarnos al éxito.

—¿Qué visión tiene de Jaén?

—La mejor de todas. Es como decía un famoso refrán: “¿A un tumbado quién lo tumba?”. Llegó el momento de dejar de hablar de lo que pudo ser y no fue para empezar a hablar de lo que debe ser y será, porque Jaén lo tiene todo para triunfar. Podría hablar de muchas cosas, pero quiero hablar de futuro. Hay un proyecto brutal en el Eje de la N-IV, que es “Puerta de Andalucía”, donde hay alcaldes del Partido Popular, de Ciudadanos y del Partido Socialista para dar un impulso a la industrialización y la logística absolutamente esencial y que estoy seguro de que terminará de eclosionar. Estamos en el punto kilométrico exacto entre Madrid y Sevilla, somos la puerta de entrada a Andalucía... Eso hay que explotarlo sin soltar el olivar.

—¿Se refiere al Plan Colce con eso de lo que pudo ser y no fue? ¿Qué opina al respecto?

—Tengo dos opiniones. Quiero claridad y transparencia, en esto y en todo, pero soy de los que piensan que mientras pedimos eso, tenemos que empezar a dejar de quejarnos y cambiar la estrategia. No quiero que nos detengamos en el Plan Colce. Lo que quiero son inversiones para mi tierra y, mientras unos se quejan de lo que pudo ser y no fue, yo ya estoy exigiendo a la Junta de Andalucía que lo que tenemos que hacer es poner el ojo en la provincia. Yo quiero coger a la Junta de un brazo y, del otro, al resto de administraciones para ir de la mano y poner a Jaén en el centro del mapa.

—Carmen Calvo sirvió en bandeja la polémica para hacer política. ¿Por qué su partido decidió no entrar al trapo?

—El Partido Popular tuvo claro que mientras la piel del oso no se caza, no hay piel. Hemos sido cautos y respetuosos con otras provincias, porque yo quiero lo mejor para la mía, pero eso no implica querer lo malo para otras. Todos nuestros esfuerzos van encaminados hacia empezar a exigir, que pataleen otros y mi enhorabuena a los cordobeses, como quiero que muy pronto nos den la enhorabuena a los jiennenses.

—¿Cree que la provincia vive un punto de inflexión social?

—Sí, y también pienso que llega tarde. Me dolería que, llegando tarde, fuera mal aprovechado o malintencionadamente aprovechado. Yo creo que el malestar tiene que ir a nuestros gobernantes. Podemos cortar Despeñaperros tantas veces queramos, pero si no conseguimos que nuestros gobernantes entiendan que no es una cuestión de gritar más alto, sino de justicia con nuestra tierra, vamos a estar en el mismo punto de partida en dos años.

—Quizás Jaén salga beneficiada de ese empuje social...

—Sí, porque es un compendio de muchas cosas, de que quienes tenemos responsabilidad pública empujemos y de que los ciudadanos nos acompañen. Lo que vemos en la sociedad jiennense es una situación de hartazgo a una injusticia tremenda por un gobierno andaluz que, históricamente, ha dejado a Jaén como la hermanita pobre. Es la realidad. Si usted pregunta de qué carece Jaén, es más fácil decir lo que tenemos que lo que nos falta por llevar. Yo confío mucho en esta Junta de Andalucía. Por fin hay alguien que entiende que tenemos que dejar de ser la hermanita pobre.

—¿Qué indicios tiene de que será así, como usted lo dibuja?

—Los presupuestos son una buena fotografía. Somos la provincia con mayor inversión por habitante desde que lidera Juanma Moreno, pero en dos años no podemos cambiar lo que se ha hecho en más de tres décadas.

—¿Qué necesita la provincia para poder avanzar?

—Necesita esa vertebración territorial con infraestructuras. Es muy complicado que podamos convencer a una empresa para que venga aquí a montar sus fábricas cuando las carreteras y el ferrocarril adolecen con respecto a otras provincias. Jaén necesita una industrialización con un nodo logístico que es único en España.

—¿Qué mensaje trasladará a la militancia el 15 de mayo?

—Que si nos lo creemos, lo vamos a conseguir. Nuestra fortaleza está en nuestros afiliados.