Las cartas de María Jesús Ruiz

La exmiss en el juicio: “Quería decirme puta y verme en la calle muerta de hambre”

18 abr 2018 / 09:08 H.

María Jesús Ruiz no llegó para nadie, salvo para la justicia. Viajó desde Cayos Cochinos en Honduras —donde participa en el concurso de televisión Supervivientes— hasta el Juzgado de lo Penal número 4 de Jaén, en la calle Carmelo Torres, para declarar en el juicio en el que acusa a su ex, José María Gil Silgado, de coaccionarla y amenazarla. Ella —a través de su acusación— cree que debe pasar dos años y tres meses en la cárcel por estos delitos, mientras que la Fiscalía considera que debe ser castigado a once meses de cárcel por cada uno de los dos delitos.

María Jesús Ruiz llegó totalmente ausente. Lo hizo casi hora y media antes de que comenzara la vista. No habló con nadie, ni tampoco quería escuchar nada. Su piel mostraba un bronceado extremo y dejaba ver picaduras de insectos. No llevaba nada de maquillaje. Subió a la primera planta de los juzgados, donde existe una sala para las mujeres víctimas de violencia machista que acuden a declarar y allí se quedó. José María Gil Silgado se presentó mucho después. Se le veía tranquilo y, tal y como expresó, con plena confianza en la Justicia.

La vista del juicio comenzó pasadas las doce y media de la tarde. Estaba prohibido grabar imágenes y audios en la sala de vistas —el magistrado lo dijo antes de comenzar—. Además, un funcionario se aseguraba en la puerta de que todo el mundo que pasaba —era audiencia pública— apagara el teléfono móvil. El objeto del juicio, pese al gran show mediático motivado por numerosas cámaras y periodistas, era de lo más habitual para el Juzgado de lo Penal número 4 de Jaén, que está especializado en violencia machista. El tribunal examina si hubo coacciones y amenazas de José María Gil Silgado a María Jesús Ruiz en unas cartas que remitió desde la cárcel en las que, según el Ministerio Público, amenaza con desvelar detalles de su vida íntima como, por ejemplo, la manera en la que se conocieron. “Yo solo quería ver a mi hija. Nunca dije que iba a desvelar cuestiones de la vida de María Jesús, pero sí de la mía y, lógicamente, hemos tenido muchos episodios en común”, respondió José María Gil Silgado a las preguntas de la fiscal. Además, continuó: “Yo no iba a decir cosas de su vida, sino de la mía. En cambio, ella ha sido la que ha ido por los platós de televisión cobrando por contar la relación”.

A José María Gil Silgado le enseñaron las cartas. Reconoció que estaban escritas de su puño y letra. Son la principal prueba de cargo en este juicio. Si hay amenazas o coacciones, están en el contenido de las misivas. “Es verdad que las escribí yo, pero eran fruto de la desesperación por estar encerrado en la cárcel y querer ver a mi hija”, indicó.

Asimismo, afirmó que retomó la relación con María Jesús Ruiz el 30 de octubre de 2017 y que la deshicieron el 1 de febrero de este mismo año, unas fechas que no coinciden con las que luego dio la iliturgitana que ganó el certamen de Miss España. Después de la declaración de José María Gil Silgado, entró en la sala María Jesús Ruiz. No miró a su ex, aunque tenía claramente localizados a prácticamente todos los presentes. Prueba de ello, a lo largo de su relato, hasta llegó a señalar a un periodista que estaba en el juicio (Quique Calleja) para explicar que su ex lo llamó para contarle detalles de su vida.

María Jesús Ruiz declaró muy seria, firme y segura. “Me envió cartas desagradables firmadas por su puño y letra. Eran amenazas e insultos. Me ha destrozado y lo sigue haciendo”, dijo al tribunal. Además, continuó: “Quería decirme y venderme como puta y verme en la calle pidiendo y muerta de hambre”. Además, en relación a las visitas de la niña, indicó: “Yo autoricé a su hermana para que la recogiera y la llevara para que la viera, pero él quería que yo fuera con la niña para seguir destruyéndome. Lo he pasado muy mal. Tengo miedo ante sus amenazas porque solo hace daño gratuito”.

El tribunal admitió dos pruebas. Una es un audio en el que Gil Silgado insulta a María Jesús y a su pareja. La otra —aportada por la defensa— es un vídeo de un programa del corazón en el que María Jesús Ruiz reconoce que se inventó que era un “maltratador psicológico”. “Fui mala y engañé a la gente”, dice. A las dos menos cuarto, el juicio estaba visto para sentencia.