La Policía “caza” al detenido que se fugó de los calabozos

Una patrulla lo localizó en La Alameda tras ocho horas de escapada

16 feb 2019 / 11:13 H.

Ocho horas. Ese fue el tiempo que duró la sorprendente escapada de Mohamed L., el joven que se fugó ayer de los calabozos de la Comisaría. El prófugo, un chico de 19 años de origen marroquí, fue localizado alrededor de las siete de la tarde en los alrededores de la Alameda de Calvo Sotelo, muy cerca de la Plaza de Toros. Estaba solo y trató de esconderse cuando se percató de la presencia de una de las muchas patrullas que lo buscaron durante toda la jornada. En concreto, fueron agentes del Grupo Operativo de Respuesta (GOR) los que lo encontraron. Fue conducido a la misma celda de la que había escapado por la mañana, poniendo en jaque a todos los Cuerpos de Seguridad del Estado.

La historia del joven comenzó a primera hora de la mañana de ayer. Alrededor de las ocho y media, fue arrestado por la propia Policía, después de protagonizar un grave episodio de violencia de género en la Estación de Autobuses, donde presuntamente agredió a su pareja. Los agentes que acudieron a detenerlo tuvieron que emplearse a fondo para poder reducirlo y esposarlo. Por eso, además del delito de maltrato, también se le imputó otro delito de atentado a agentes de la autoridad. Fue conducido a las dependencias policiales alrededor de las nueve de la mañana, donde quedó ingresado en los calabozos. En un primer momento, dijo tener 16 años, por lo que hubo que comprobar su filiación. Finalmente, se constató que tenía 19, por lo que los funcionarios comenzaron con los trámites para ponerlo a disposición judicial.

Alrededor de las once y cuarto de la mañana, el arrestado escapó de su celda. Literalmente, huyó a la carrera. Incluso, derribó al suelo a una mujer que caminaba por la calle Arquitecto Berges, a la altura de la Comisaría. Una agente de paisano, que se percató de la situación, salió en su persecución, aunque finalmente desistió para atender a la persona que estaba tirada sobre la acera. El detenido corrió en dirección hacia el Parque de la Victoria, donde se le perdió el rastro. Inmediatamente, se puso en marcha la llamada “operación jaula”. Se dio aviso de lo ocurrido a todas las patrullas disponibles, a la Policía Local y a la Guardia Civil. Se difundió la imagen del prófugo a todas las dotaciones, así como su descripción: joven, delgado, de 1,75 metros de estatura y con unas llamativas mechas rubias. Llevaba un chandal de color oscuro en el momento de los hechos y una chaqueta. Otra de las medidas que la Comisaría adoptó con carácter urgente fue contactar con la mujer a la que, presuntamente, maltrató para prevenirla. Poco después, una pareja de policías le dio custodia y protección, tal y como explican las fuentes consultadas. La Policía realizó batidas por los lugares que frecuenta el sospechoso. También se contactó con sus amistades. Al filo de las siete de la tarde, Mohamed L. fue localizado en los jardines de La Alameda.

De forma paralela, en la Comisaría se ha abierto una investigación interna para tratar de esclarecer cómo el arrestado pudo burlar los controles de seguridad. Al parecer, reventó a patadas la puerta de su celda individual. Eso le dio acceso a una estancia en la que se reseñan a los detenidos. En teoría, no se puede salir de esa habitación. No obstante, la puerta estaba abierta, según explican las fuentes consultadas. Se investiga el porqué de esta anomalía. De esta manera, Mohamed L. consiguió llegar hasta la garita de seguridad del edificio y, desde ahí, a la calle, donde corrió como alma que lleva el diablo. La Comisaría destinó todos los medios materiales y humanos para cazar al fugitivo: ocho horas después, terminó la fuga.

El sindicato Jupol asegura que el problema es la falta de personal

El sindicato Justicia Policial de Jaén (Jupol) asegura que la fuga de un detenido de los calabozos de la Comisaría Provincial es una situación provocada por la falta de personal y las limitaciones numéricas de la plantilla. Al respecto, el colectivo afirma que ya habían denunciado esta situación en varias ocasiones al comisario y a la Jefatura Superior. En concreto, y según explican fuentes sindicales, en la última reunión ya pusieron sobre la mesa la necesidad de reforzar el área de seguridad de la propia Comisaría. Al respecto, Jupol explica que un solo agente se hace cargo de la garita de entrada al edificio, de la admisión y la atención a los ciudadanos y de la custodia de los detenidos en los calabozos. El sindicato solicitó al comisario que reforzara con más policías esa zona y anuncia que, tras lo ocurrido con la fuga de un detenido, volverán a insistir en sus reivindicaciones.

Mientras tanto, la Comisaría trata de esclarecer qué pudo pasar para que el arrestado reventara a golpes y patadas la puerta de su celda y franqueara los sucesivos controles de seguridad antes de salir del edificio a la carrera. Hay que recordar que todo lo que ocurre en el interior de los calabozos queda grabado por las cámaras de seguridad.

precedente en la Comisaría de Linares

en 2001. Los policías más veteranos de la Comisaría de Jaén aseguran que es la primera vez que se fuga un detenido que estaba en el interior de los calabozos. Sí recuerdan casos de presos que, incluso esposados, se escaparon durante un traslado en el interior del edificio, en un juzgado o en el médico. El único precedente de un fugado de una celda ocurrió en el año 2001, en la Comisaría de Linares. Fue detenido horas después.