La investigación contra el “gran hermano” está casi terminada

La juez que investiga la supuesta estafa perpetrada por Miguel Ángel Pulpillo toma declaración a perjudicados

17 may 2018 / 08:20 H.

Están a punto de cumplirse dos años desde que la Guardia Civil de Jaén detuviera a Miguel Ángel Pulpillo, un vecino de Rus conocido por su participación en el programa de telerrealidad “Gran Hermano”. Se le acusó de delitos de estafa, asociación ilícita, falsedad documental, usurpación de estado civil y blanqueo de capitales. Presuntamente, dirigía una trama que consiguió pingües beneficios a través de la adquisición y la venta fraudulenta de terminales de telefonía móvil. La Guardia Civil bautizó la operación como “Krake”, “pulpo” en alemán, en honor al considerado cabecilla del grupo, que nació en el país germano. Casi 24 meses después de su arresto, la magistrada que dirige la investigación tiene la causa prácticamente terminada, según explican diferentes fuentes consultadas por Diario JAÉN. Una causa en la que, hasta el momento, hay casi 40 investigados y por la que Miguel Ángel Pulpillo llegó a estar en prisión preventiva durante un mes. La semana pasada, la juez tomó declaración como testigos a varios perjudicados. Es, prácticamente, la última diligencia que queda por practicar en una causa que fue declarada compleja por la enorme cantidad de documentación y los numerosos afectados.

Hasta el momento, la defensa de Miguel Ángel Pulpillo sostiene que no hay estafa, que no engañó a nadie y que todos sus negocios fueron legales. Lo que los investigadores piensan es que la organización tenía a su servicio a diversos comerciales que trabajaban en varios municipios por todo el país dedicados a captar clientes de telefonía. A continuación, se les ofrecía la posibilidad de reducir su factura de móvil y obtener terminales a buenos precios. Para tramitar el contrato, los vendedores tenían que conseguir sus datos personales, facturas y números de cuenta. Una vez dado este paso, otros miembros de la red, trabajadores de compañías que operan en el mercado, simulaban que eran clientes que querían darse de baja. Es lo que en el argot se conoce como “falsa portabilidad”. Entonces, para evitar su marcha, las operadores les ofrecían descuentos y teléfonos. Sin embargo, esos aparatos nunca llegaban realmente a los clientes sino que, según la Guardia Civil, iban a parar a la tienda del exconcursante de Gran Hermano en Rus. Celulares que ponía a la venta a través de dos páginas webs y de anuncios y por los que obtenía pingües beneficios. Para cuadrar el círculo, era necesario esconder el origen ilícito de sus ganancias por lo que se invertía en dinero en bienes inmuebles a nombre de terceras personas.

La Guardia Civil realizó registros domiciliarios en Rus, Úbeda, Roquetas de Mar y Almería. Se decomisaron móviles valorados en 70.000 euros, 890 tarjetas para estos aparatos, seis ordenadores, dos discos duros y dinero en metálico. El supuesto fraude se descubrió a raíz de que varios clientes tuvieron que hacer uso de la garantía que, supuestamente, cubría sus teléfonos y en el punto de venta autorizado les dijeron que no le correspondía.

Las fuentes consultadas explican que la instrucción judicial, que está siendo muy compleja, se encuentra prácticamente terminada. Seguramente, en las próximas semanas, la magistrada dictará el auto de procedimiento abreviado. Se verá, entonces, los indicios que se han reunido a lo largo del procedimiento y contra qué personas se dirige finalmente la causa. Después, será el momento en que las acusaciones presenten los cargos contra ellas. Mientras tanto, la defensa de Pulpillo mantiene que todos los negocios con sus clientes fueron legales.