La IGP espera el sí de Bruselas

La Indicación Geográfica Protegida (IGP) “Aceite de Jaén” lleva varios lustros en los papeles y en los despachos, pero todavía no ha conseguido estamparse —en forma de sello de calidad— en las botellas de aceite de cientos de agricultores de la provincia. De hecho, todavía espera el visto bueno de Bruselas para empezar a caminar. Actualmente, la Unión Europea ya cuenta con toda la documentación, que se somete a estudio y análisis. Ya lo hizo hace unos meses, pero Bruselas la devolvió a la provincia para que se le subsanaran y aclararan algunas cuestiones que generaban duda o controversia. Este trámite se completó a finales de noviembre, por lo que ahora ya se espera para ver si llega el visto bueno de Europa.

La Unión Europea establece un plazo de seis meses para dar una respuesta. De ahí que, una vez subsanadas las deficiencias, se espera que sea positiva para los intereses de la provincia. De esta manera, la Indicación Geográfica Protegida “Aceite de Jaén” se convertiría en la primera dedicada al aceite de oliva en Andalucía. Identificaría la calidad y el buen nombre de un producto que es sobradamente conocido, como es el aceite de Jaén. Por ejemplo, en 1849 la Reina Isabel II dio orden de publicar una circular del Ministerio de Comercio, Instrucción y Obras Públicas para reunir las pesas y medidas del comercio más usadas en España, donde se encuentran dos envases de hojalata de “Media Arroba de Aceite de Jaén” y “Media Libra de Aceite de Jaén”, tal y como figura en el Museo del Centro Español de Metrología en Tres Cantos-Madrid, lo que da una idea de que se trata de una indicación sobradamente conocida y utilizada a lo largo de la historia.

Precisamente, la IGP “Aceite de Jaén” nació con la finalidad de dar cobertura a las hectáreas que se quedaban fuera de las tres denominaciones de origen que existen en la provincia. No hay que olvidar que en Jaén, en un primer momento, se proyectaron cinco denominaciones de origen diferentes. Hubo tres que sí salieron hacia adelante y obtuvieron la calificación definitiva por parte de la Unión Europea, como fueron la de Sierra Mágina, Sierra de Cazorla y Sierra de Segura. En cambio, hubo otras dos, como la de la Sierra Sur y la de Campiña de Jaén que se quedaron fuera y no lograron el sello de calidad, ya que Bruselas consideró que sus territorios no reunían particularidades homogéneas para obtener el sello de denominación de origen protegida. Para dar cobertura a los cultivos que quedaron fuera, se decidió crear una Indicación Geográfica Protegida (IGP), que sí que ha cumplido todos los trámites pertinentes y que parece que ya se encuentra en su última fase a la espera de la aprobación definitiva. Asimismo, no hay que olvidar que uno de los principales motivos del retraso está motivado por una denuncia que interpuso el consejo regulador de la Denominación de Origen Protegida “Sierra de Cazorla”, que detuvo el procedimiento, ya que consideraba que podría perjudicar los intereses de la aceituna royal.

En cambio, el Tribunal Supremo, al final, desestimó los dos recursos, algo que hizo que se volviera a reactivar esta iniciativa, que abandera una organización de productores de la provincia. La IGP “Aceite de Jaén” conllevaría la creación de su sello común que valdría para identificar la calidad y el buen nombre del “oro líquido” que se produce en la provincia jiennense, lo que implicaría un firme aval para afrontar el proceso de comercialización. No hay duda que Jaén y el aceite son dos conceptos indisolubles, que ahora podrían quedar unidos en un sello.