La esposa de Miguelillo: “Esa noche estaba fuera de sí”

La mujer se desdice y niega ahora que su marido le advirtiera de que se iba a marchar a buscar a Magalhaes para matarlo

27 jun 2018 / 08:26 H.

Rafael Abolafia

Hay una frase que tanto la Fiscalía como la acusación particular ponen en boca de Miguel Ángel O. M., “Miguelillo”, horas antes de que descerrajara un tiro en la cabeza de Alberto Magalhaes. “Este va a ser el último polvo que eches con él”, le dijo, presuntamente, a su esposa, que mantenía una relación sentimental con la víctima y que compartió parte de la noche aquel fatal 25 de mayo de 2017. La cuestión, lejos de ser baladí, es fundamental. Y es que avalaría en buena parte la tesis que sostiene el Ministerio Público de que el autor confeso del crimen anunció sus intenciones, premeditó los hechos y tendió una emboscada mortal al amante de su esposa. Lógicamente, el fiscal no estaba aquella noche para saber qué fue exactamente lo que dijo “Miguelillo”. ¿Quién lo contó, entonces? Fueron su mujer y su propia hermana, cuando fueron interrogadas en la Comisaría y en el Juzgado de Instrucción. Ayer, ambas tuvieron que declarar como testigos en el juicio con jurado contra Miguel Ángel O. M. y contra Rubén M. C., alias “El Perenne”. Y ninguna de las dos ratificó de forma íntegra su versión anterior, sabedoras de que estaban perjudicando a sus familiares.

La primera en declarar fue Tamara, la esposa de “Miguelillo”. Confirmó que mantenía una relación sentimental con Alberto Magalhaes y que su marido lo sabía. También explicó que quedó con la víctima aquella noche y que el acusado se enteró: “Me fui a casa de mi hermano, porque allí estaban mis niños. Sobre las dos y media, llegó Miguel. Venía muy drogado y traía un cuchillo. Estaba fuera de sí. Jamás lo ha visto así. Sentí mucho miedo”, relató la testigo al tribunal. Añadió que estuvieron discutiendo más de una hora. Es en ese contexto cuando el fiscal explica que el autor confeso del crimen pronunció la frase: “No lo recuerdo”, alegó Tamara.

Sobre las cuatro, “Miguelillo” y su cuñado Rubén M. C. se marcharon en el Opel Corsa blanco propiedad del segundo. Dos horas después, regresaron al domicilio. Magalhaes ya estaba muerto. “Pensaba que no lo iban a encontrar. Mi marido venía blanco, desencajado y temblando. Traía una escopeta en la mano. Me dijo que lo había matado, que al día siguiente tenía que ir de entierro”, explicó la esposa del autor confeso de la muerte.

Cristina es la mujer de “El Perenne”. También presenció la discusión aquella noche y también dijo a la Policía, en un primer momento, que “Miguelillo” anunció a su esposa Tamara que ya no iba a ver más a Magalhaes. Ayer, se desdijo. Cuando la acusación particular y el fiscal le recordaron su anterior versión, terminó derrumbándose. Finalmente, admitió que escuchó a Miguel Ángel O. M. amenazar a su esposa con que ya no iba a “echar más polvos” con Alberto.

El tercer testimonio clave de la segunda jornada del juicio fue el de Azahara, la viuda de “Magalhaes”. Fue un interrogatorio desgarrador. Nada más ponerse delante del micrófono, comenzó a temblar. Echa un mar de lágrimas, relató cómo estaba acostada cuando escuchó la detonación del disparo que mató a su marido y cómo su hijo pequeño intentó asomarse a la calle: “Alberto estaba vivo, me quería decir algo... Yo solo quería que vinieran a ayudarme”, explicó. Fue ella misma la que dio la primera pista a la Policía, ya que explicó que los vecinos habían visto un coche pequeño y blanco en las inmediaciones. También puso de manifiesto que Alberto Magalhaes había recibido amenazas de muerte previas.

La jornada de declaraciones fue maratoniana. Comenzó a las nueve y media de la mañana, con el interrogatorio de los policías que acudieron a la escena del crimen y los que llevaron la investigación. También testificaron varias personas que vieron a Miguel Ángel y a Rubén juntos, circulando en coche, en distintos momentos de aquella noche. Estaban buscando a Magalhaes. Esos cuatro testigos admitieron ante el tribunal haber recibido amenazas en los últimos días para que no acudieran al juicio.

Los mensajes cruzados entre los acusados

investigación. La Fiscalía sostiene que Miguel Ángel y Rubén urdieron un plan para acabar con la vida de Alberto Magalhaes, ambos que niegan los dos acusados. El Ministerio Público considera que ambos estaban compinchados por una serie de indicios. Entre ellos, están los mensajes que ambos se cruzaron tras el crimen y en el que se decían que tenían que controlar a sus respectivas mujeres para que no hablaran de lo sucedido en la casa familiar.