La desescalada no es una foto fija

La palabra más repetida durante la cuarentena ha sido, sin duda, “confinamiento”. Ahora, en la mente de aquellos que llevan casi dos meses encerrados retumba el término “desescalada”. Se habla mucho estos días sobre cómo se producirá, pero independientemente de las críticas al Gobierno de Sánchez por la gestión de la crisis del coronavirus y por cómo plantea la vuelta gradual a la actividad, hay que decir que las cuatro fases que hay ahora sobre la mesa no son todavía fijas del todo.

El Gobierno, con el apoyo de las autonomías, se basa en una serie de marcadores que determinarán el avance o el retroceso en este proceso de desescalada, que se divide en cuatro fases que tendrán un periodo aproximado de dos semanas cada una. El Ejecutivo central tendrá en cuenta las capacidades del sistema sanitario, la situación de los hospitales y el número de camas disponibles; la denominada situación epidemiológica, es decir, los casos positivos, diagnósticos y otros indicadores; el cumplimiento de las medidas de protección en comercios, transporte público y centros de trabajo, y la evaluación de los datos de movilidad y los socioeconómicos.

Si todo evoluciona favorablemente, el Gobierno continuará con el plan tal y como está previsto: con una primera fase, que comenzará el 11 de mayo, y en la que podrá haber pequeñas reuniones de amigos, abrirán las terrazas de bares y restaurantes a un 30% de su capacidad y pequeños comercios. A partir del 25 de mayo, si todo evoluciona en orden, se entrará en la segunda fase y el 8 de junio en la tercera. Poco a poco, como se aprecia en el cuadro de la siguiente página, se permitirán nuevas actividades y se relajarán algunas medidas de restricción.

Por lo pronto, a partir de este sábado, 2 de mayo, se puede salir a hacer ejercicio de manera individual o a dar paseos con los miembros de la unidad familiar con los que se conviva. El Gobierno recuerda que se debe respetar la distancia y las medidas de protección con el resto de personas. Fue el domingo pasado cuando los adultos, hasta con tres niños como máximo, pudieron salir a la calle, una medida aplaudida y criticada casi a partes iguales debido a las aglomeraciones que se dieron en las grandes ciudades del país.

En función de cómo evolucione la curva de la covid-19, la situación de los nuevos contagios y las capacidades del sistema sanitario en cada territorio, avanzará el proceso de desescalada, que comenzará el 4 de mayo, cuando se entrará en la denominada fase 0. Por su parte, cuatro islas —Formentera (Baleares) y La Graciosa, La Gomera y El Hierro (Canarias)— entrarán directamente en la primera fase debido a su situación particular, donde la incidencia del coronavirus no es tan alarmante.

El Gobierno no ha fijado un calendario de fechas determinado, pero sí es cierto que se pueden hacer aproximaciones. En este sentido, las cuatro fases del plan de transición a la llamada “nueva normalidad” se extenderán hasta finales de junio. Entre cada una de las fases pasará un periodo mínimo de dos semanas, que se alargará en función de si los marcadores anteriormente citados lo indican. España está preparada para la desescalada, pues ya se consiguió doblegar —excepto algún repunte— la curva del coronavirus. Ahora se debe confiar en la responsabilidad ciudadana.