La Copa de Núremberg, una lección de historia en plata

La Escuela de Magisterio exhibe una pieza única realizada para la Catedral

17 abr 2017 / 10:19 H.

josé rodríguez cámara

Wenzel Jamnitzer tenía unas manos prodigiosas, esta maestría le permitió convertirse en un maestro de la orfebrería, de fama mundial, en el siglo XVI. La mayor parte de su trabajo, siempre en metales preciosos, se perdió, fundido para acuñar monedas, durante la carestía que impuso la Guerra de los Treinta Años, un conflicto que enfrentó a los principales países europeos en el siglo XVII. Por ello, como prueba del buen hacer del platero, nacido en Viena en 1508, solo se conservan 25 de sus creaciones. Una de ellas es la llamada Copa de Núremberg, un cáliz que formó parte del ajuar de la Catedral de Jaén, como constaba en el inventario de la seo de 1577, y que salió de la Plaza de Santa María, para no volver, por razones puramente crematísticas. El vaso, elaborado en plata dorada, terminó en el conocido como Hospital de Agudos en Córdoba, arrumbada en un almacén, sin que nadie fuera consciente, durante años, de su valor real, como explica Felipe Serrano, director del Secretariado de Planificación y Gestión de Actividades Culturales de la Universidad de Jaén. Y es que esta institución había “fichado” y pudo establecer el paradero de la pieza del orfebre austriaco para exhibirla, como “la obra invitada”, en la Antigua Escuela de Magisterio. La UJA contactó con la Diputación de Córdoba, propietaria de este bien, “de incalculable valor”, para que, al menos, momentáneamente, pudiera regresar a Jaén para que sea expuesta, según está previsto, hasta el próximo 30 de junio. La Administración provincial de la vecina provincia es la titular de la copa porque, con el cierre del antiguo hospital, se hizo cargo de sus posesiones, como aclara Serrano.

La Copa de Núremberg tiene un peso superior a los dos kilos y una altura de 45 centímetros. Están labradas las iniciales del autor, difíciles de ver entre una decoración muy profusa, en la que hay pelícanos, ave empleada como símbolo de la Pasión de Cristo en la Edad Media, y otros símbolos como cabezas de león, espigas, caballos y dragones, relacionado con el pecado. Sobre la tapadera se levanta una imagen de la fe, que sostiene un cáliz y tiene los ojos vendados; también aparece una representación de la Justicia, en un medallón en relieve, tal y como dejan claro Almudena Pérez de Tudela, de Patrimonio Nacional, y Rosario Anguita, de la UJA, en el catálogo elaborado para esta pequeña muestra.

Regalo de un pariente de Carlos V

Estar al servicio de la Iglesia Católica y tener hijos, en la Edad Media estaba mucho más tolerado que en la época actual. Por culpa de uno de esos “deslices”, la Copa de Núremberg llegó a la Catedral de Jaén. Una de las teorías para explicar cómo terminó en la seo esta obra de arte es la depositó Maximiliano de Austria, pariente del emperador Carlos V, pues tenían el mismo abuelo, Maximiliano I de Austria. El padre del primero de los maximilianos, Leopoldo, fue destinado a la vida religiosa y tuvo cargos importantes, como el de obispo de Córdoba. Su hijo, Maximiliano de Austria, también se dedicó al a vida religiosa y llegó a ser arzobispo de Santiago de Compostela. Al morir su progenitor, tal y como reconstruyen Almudena Pérez de Tudela, de Patrimonio Nacional, y Rosario Anguita, de la UJA, Maximiliano entrega a la Catedral de Jaén, ciudad en la que nació, el cáliz que encargó su padre Leopoldo.

La Copa de Núremberg, que se guarda en el Palacio Provincial de Córdoba, es, junto al relicario de San Víctor, que se conserva en el Monasterio de las Descalzas Reales, de Madrid, y del acetre de Pastrana, en Guadalajara, y otro vaso, que se conserva en Navarra, los únicos cuatro ejemplos de la obra de Wenzel Jamnitzer que se conservan en España. La pieza vinculada a Jaén, no obstante, tiene más similitudes con una obra que el orfebre realizó como regalo a la ciudad de Núremberg, donde se asentó y murió, a finales de 1585.

un platero la vendió por 27 reales

Enrique Romero de Torres, hermano del famoso pintor cordobés, hace referencia a la venta de la copa en su obra “Catálogo de los monumentos históricos y artísticos de la provincia de Jaén”, firmada hace un siglo. Según su estudio, dice que el “precioso” cáliz fue adquirido, como plata vieja a un cordobés que, a su vez, los traspasó por lo que le había costado, 27 reales, a la Diputación de su provincia. Para que la UJA la localizara y lograra exponer en la Antigua Escuela de Magisterio, fue crucial la labor de un estudiante, José Antonio Mesa Beltrán, que la localizó en el libro elaborado por Romero de Torres y ayudó a que se le siguiera la pista. Sobre su posible vuelta definitiva a Jaén, a priori, se trata de una gestión imposible, según la UJA.