La biotecnología y el campo

Los avances permiten que pueda aumentar el rendimiento de la producción de los cultivos

26 sep 2018 / 12:05 H.

El “ecosistema biotecnológico” andaluz tiene una diversidad apabullante. Así lo deja ver el noveno Encuentro Internacional de Biotecnología Biospain 2018, que se celebra en el Palacio de Congresos de Sevilla desde ayer hasta el jueves. Allí, los avances en este terreno muestran que la biotecnología puede aplicarse a todo tipo de sectores, incluso a la agricultura jiennense. Esto no significa que los olivos empiecen a ser vareados por robots humanoides sino, más bien, todo lo contrario. Permite a los agricultores seguir con su trabajo tradicional, pero con un cambio: más posibilidades de aumentar el rendimiento de sus cultivos.

Así, desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) señalan que la biotecnología y sus aplicaciones —en el sector de la agricultura— pueden facilitar la germinación de los productos, su peso final e, incluso, incrementar la posible resistencia a distintos estresantes, ya sean hídricos o referentes a las temperaturas. “De forma general, entendemos que siendo capaces de modificar la genética o la secuencia de ciertos genes o proteínas implicadas en ese tipo de procesos se pueden obtener plantas, en generaciones siguientes o futuras, con esas propiedades positivas asimiladas de por sí. Esto hace que, poco a poco, obtengamos frutos más salubres y con mayor rendimiento”, explica José Ramón Domínguez, delegado en Andalucía de la Vicepresidencia Adjunta Transferencia del Conocimiento del CSIC. Por todo esto, el experto afirma que la utilización de la biotecnología repercute directamente en la economía de los agricultores entendiendo que muchos pueden reducir pérdidas de rendimiento al ser capaces de cultivar plantas resistentes a “ambientes hostiles”. Por otro lado, recuerda que, en Andalucía, el CSIC tiene 22 centros de investigación, de los que 6 están dedicados al sector de la agricultura, entre los que destaca el Instituto de la Grasa, que se dedica al estudio del aceite y el olivo. “Muchas de las problemáticas que hay ahora con el aceite de palma y de coco las intentan solucionar modificando el aceite de oliva haciendo que este tenga unas cualidades similares a los dos anteriores, pero a través de procesos naturales”, dice. De las grandes oportunidades que ofrece el campo jiennense para aplicar técnicas de biotecnología es un gran conocedor David Iglesias, director general de Biorizon, que apunta que su empresa trabaja desde hace siete años en el procesado y cultivo de microalgas para su utilización como fertilizante respetuoso con el medio ambiente. Y, cinco de estos años, los dedicó al mercado jiennense, del que asegura que tiene gran importancia para su compañía. “En la zona de Jaén trabajamos con el olivar y buscamos, principalmente, rentabilidad para el agricultor. Esto lo conseguimos a través del incremento de la producción oleica y del aumento de los propios kilos”, declara el empresario almeriense. Para alcanzar estos resultados, David Iglesias afirma que estudiaron durante dos años el efecto de su fertilizante en los suelos jiennenses, donde consiguió un rango de mejora de “uno o dos puntos en el rendimiento oleico de la producción”.

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Expectativas. Esta edición de Biospain, encuentro organizado por la Asociación Española de Bioempresas y la Junta de Andalucía, congrega a más de 600 compañías, más de 200 expositores y a casi 50 de los inversores más relevantes en Ciencias de la Vida de Europa.

Posiciones. Andalucía es la tercera comunidad autónoma con mayor número de empresas dedicadas exclusivamente a la biotecnología, con un 16% de total nacional. Por encima solo están Cataluña (23,3%) y Madrid (18,7%).

EConomía. El impacto total en la economía de empresas biotecnológicas en 2017 fue de 7.300 millones de euros.