Una familia “cambia” la calle por una urbanización lujosa

Una familia sin recursos de Peñamefécit okupa una vivienda ubicada en la urbanización Azahar, concretamente en la calle Olivo.  Cuatro hermanos, todos mayores de edad, y la madre entraron en el inmueble, de tres pisos, el pasado lunes por la tarde. No se han movido de ahí desde entonces. “Acampada Esperanza” ayuda a la familia con alimentos. La plataforma asegura que la casa es, actualmente, propiedad de un banco. “Si nos dan un alquiler social, nos vamos de aquí. Yo no quiero nada regalado, pero mis hijos no vuelven a dormir en la calle”, asegura Pilar Cano. Andrés Bódalo, edil de Jaén en Común, sabe que hay jiennenses que habitan la vivienda, pero asegura a este medio que él no tiene “nada que ver” con lo que ocurre. “Nos dio asesoramiento hace ya mucho tiempo, pero por aquí no ha venido”, admite Pilar Córdoba, embarazada de seis meses.

22 nov 2015 / 10:26 H.


No es la primera vez que la mujer y sus vástagos afrontan una situación tan desesperada. Ya vivieron un desalojo en marzo. La primera vez que abandonaron, por imperativo legal, una casa conocieron qué significa “Acampada Esperanza”. Después, Cáritas sufragó un alquiler social, durante medio año, para que los hermanos Córdoba Cano (cuatro de ellos, uno sí es independiente y no está directamente afectado por la situación) tuvieran un techo. Pero la ONG de la iglesia católica no puede hacer más por ellos, según manifiesta Alberto González, miembro de “Acampada Esperanza”. “Estuvimos varios días en la calle. No podemos hacer nada”, dice Pilar Córdoba a Diario JAÉN. La fachada de la vivienda no pasa desapercibida: azul y blanca.  No hay rastros de daño material en la puerta. “Entramos por la cochera”, cuenta Alejo Córdoba, el más joven, mayor de edad. Tiene dieciocho años y no pierde de vista a Iza, su perro, un podenco macho delgado como un galgo.
El can recorre una primera planta prácticamente sin muebles, con una litera donde Irene (veinte años) y Alejo Córdoba pasan la noche. “Dormimos ahí juntos, porque hace mucho frío”, precisan los hermanos. Pilar Córdoba, la hermana mayor —que espera un bebé— carga contra los políticos. “Nos reunimos con ediles del Ayuntamiento. Hemos estado en el Patronato de Asuntos Sociales. También hablamos con Fomento, de la Junta. Y nada”, lamenta.
urgencia. Antes de okupar la casa, los miembros de la familia recurrieron a soluciones temporales. Por ejemplo, la madre estuvo en la vivienda de su único hijo emancipado. “El problema es que es muy pequeña. Hay menos espacio que aquí”, añade Alejo Córdoba, mientras señala la enorme habitación que han convertido en una suerte de “living”, con la litera junto a una ventana y un sofá rinconera a los pies de una mesa cuadrada. El discurso de la madre se repite como un mantra: “No puede haber miles de casas vacías y que mi familia duerma en la calle”. La mujer señala que sus hijos han tenido que repartirse en viviendas de amigos como medidas “puntuales”. Alejo e Irene saben que cambiar su suerte pasa por encontrar empleo. Ambos estudian Secundaria para mejorar su formación. “Con la ESO, igual conseguimos algo”, apunta él.
Pilar Cano, visiblemente cansado por la tensión, es pesimista en cuanto al futuro laboral de los suyos. “¿Qué trabajos van a encontrar? Si no paran de echar currículos y no hay manera”, lamenta. La Policía ha identificado a los okupas.