Ni frío ni calor a lo largo del año

Emmepolis Novecento es una empresa de referencia en la construcción de viviendas Passivhaus, unas edificaciones que buscan el ahorro energético —y “a posteriori”, económico— y que ya están implantadas en países como Alemania o Suiza, entre otros. Al frente de la firma está el arquitecto jiennense Emilio Sánchez, que junto con su socio, Bruno Gutiérrez, se embarcaron en la construcción de estos edificios en 2012 y, en menos de 3 años, han hecho emerger un nombre reconocido en el panorama nacional, donde son pocas las constructoras especializadas.

04 oct 2015 / 08:47 H.


Estos días se celebra en Madrid la XII Semana de la Arquitectura, donde Emmepolis Novecento presentó la primera vivienda Passivhaus construida en la capital española. “El 8 de octubre tenemos organizada una visita guiada por el inmueble y ya están todas las plazas agotadas. Parece que a la gente le está gustando”, asegura Sánchez, que en 2008 comenzó su formación y, desde entonces, se ha empapado de todo lo que rodea a estas casas pasivas (como se las conoce). Además estima que el “sobrecoste” que tienen se amortiza en cinco años y que lo recomendable es que sean construcciones de nueva planta, pero que se trabaja para en la rehabilitación.
Los beneficios son cuantiosos, con tres tipos de confort: del aire interior, en el que un filtro “descontamina” lo que respiramos del exterior; térmico, con la capacidad de que la temperatura sea estable en toda la vivienda, independientemente de la habitación en la que se esté, y acústico, pues no hay ruido alguno que imposibilite el descanso. Sánchez, además, procura no olvidar su origen: “Gran parte de nuestro personal de obra viene de Jaén en muchas de los proyectos que acometemos”. Así, su empresa ha trabajado en Burgos, Valencia, El Plantío (Madrid) y Jaén.
El jiennense asegura que este tipo de edificaciones tiene buena acogida y que la progresión es importante. “Por normativa europea, a partir de 2018, todos los edificios públicos de nueva planta tendrán que ser de consumo energético casi 0 y, a partir de 2020, cualquiera que se levante”, continúa. En términos comparativos, una vivienda convencional de 100 metros cuadrados consume 115 kilovatios por hora por metro cuadrado al año, mientras que una pasiva, de iguales dimensiones, necesitaría solo 15, lo que cifraría el ahorro en el 80 o 90%.
El arquitecto también es optimista con el futuro, a pesar de que en España “se vaya con un poco de retraso respecto al resto de países”. “Tengo varios proyectos interesantes para el futuro. Estamos contentos con lo que hacemos, pero siempre se puede mejorar”, prosigue. Actualmente trabaja en una reforma en el Paseo de la Castellana madrileño en una vivienda de unos 350 metros cuadrados en los que se siguen los criterios Passivhaus, y en otro proyecto en Humienta (Burgos).