El hotel “fantasma” de La Imora se lo queda un banco

No hace tanto, el Partner La Imora aparecía en todos los catálogos de los mayoristas de viajes de este país. Sus 80 habitaciones y los 4 salones de celebraciones se ofrecían por internet como uno de los complejos más atractivos para el turista o para los hombres y las mujeres de negocios que visitaban la capital. En cambio, hoy es un edificio “fantasma”. Acercarse a su aparcamiento hasta da miedo si es de noche. La Imora es nido de “okupas” y ha sido saqueado en reiteradas ocasiones.

03 sep 2015 / 09:35 H.


Mientras, el comprador y el vendedores se han visto envueltos en un procedimiento legal que todavía sigue a la par que los impagos se decidían. Y en este “mar revuelto”, el banco que concedió la hipoteca se ha adjudicado el edificio al ejecutar una cláusula que le permitía quedarse con la propiedad si se dejaban de pagar las cuotas suscritas. Por eso, ha comenzado a tapiar las puertas y las ventanas para impedir que continúe el deterioro en el inmueble.
“Recuerdo muy bien el día que vendí el hotel. Era el Día de los Enamorados de 2012. Me dieron unos pagarés y no he cobrado ni un duro”, recuerda Diego Jiménez, el emprendedor jiennense que creó la sociedad que puso en marcha el hotel y que fue su propietario hasta hace poco más de tres años. “Teníamos la catalogación de cuatro estrellas, pero hoy ya no queda nada. Se han llevado hasta los cables en un saqueo constante. La Justicia ha actuado, pero lo ha hecho demasiado tarde”, afirma. Asimismo, continúa: “El hotel ya es del banco. Pedimos la hipoteca al Banco Pastor. Cuando hicimos la operación de venta, el nuevo comprador se comprometía a afrontar los compromisos de pago, además de abonarnos una cantidad pactada. Al parecer, no ha hecho ni una cosa, ni la otra. Y, al final, el hotel se lo ha llevado el Banco Popular, ya que se unió al que nosotros le pedimos la hipoteca”.
El acuerdo. El trato de esta empresa jiennense consistía en que el nuevo comprador les abonaría 500.000 euros y, lógicamente, se quedaba con las deudas que había pendientes, ya que el Parnet La Imora no vivía sus mejores años. Diego Jiménez explica que el acuerdo lo hizo porque, en ese momento, estaba convencido de que era lo mejor para los trabajadores, para los proveedores y para la empresa. Por eso, la vendió a un grupo inversor, que es con el que sigue “enredado” en los tribunales.
“Nos dieron tres pagarés, pero no hemos recibido nada. Se suponía que los cobraríamos en tres meses. A los trabajadores también les pasó lo mismo. Tuvieron que denunciar y han tenido que acudir al Fogasa”, concluye. El Parnet La Imora contaba con una plantilla de 26 empleados, aunque en los últimos tiempos se apañaba con 18 para funcionar.
Está claro que el objetivo de la entidad financiera es ponerlo pronto en el mercado, por lo que se puede abrir una oportunidad para algún emprendedor que pueda estar interesado. Sin embargo, por el momento —pese a que Diario JAÉN ha contactado con el gabinete de comunicación de Banco Popular—, no han trascendido los planes inmediatos para este complejo. No obstante, sí que ha tomado medidas para conservar lo que existe y evitar más daños. Por eso, se han tapiado puertas y ventanas.

“Se han llevado hasta los cables” 

El antiguo Hotel La Imora ha sido un continuo escenario de saqueos y cobijo de “okupas”. “Se han llevado hasta los cables. Pero no me refiero a los grandes. Los pequeños, también. No queda nada. Ni camas, ni grifos, ni mesas... Todo lo que se podía reutilizar o vender, lo han cogido”, explica su anterior propietario.
De hecho, los Bomberos de Jaén y los agentes de la Policía Nacional y Local han tenido que intervenir en diversas ocasiones dentro del recinto, ya que se han dado avisos hasta por incendios. Algunas alfombras y tapices han sido fruto de las llamas. Además, cuando ya no quedaban lámparas, focos, bombillas, grifos, muebles, televisores o cualquier otro material, las ventanas comenzaron a ser “objetivo prioritario”. Hoy, ni siquiera hay, por lo que solo quedan los huecos en casi todas las 80 habitaciones. También se han hecho pintadas en los pasillos y en las zonas principales del complejo que funcionan como “firma” de las personas que han pasado allí alguna de las noches. De hecho, hasta la propia Comisaría de la Policía Nacional reconoció que se trataba de un inmueble que era “especialmente vigilado” por la situación en la que se encontraba. En cambio, ahora ya ni los chatarreros dan viajes porque se ha saqueado casi todo. Por fortuna, la estructura todavía prevalece y la ilusión de que se vuelva a reconstruir.