Detenidos cuatro falsos agentes de la ley por varios secuestros exprés

El pasado mes de abril, un respetado empresario jiennense fue asaltado en su negocio de Andújar por varios hombres armados. Un robo como el de las películas americanas. Sin embargo, la víctima tenía poco dinero encima. Al menos, eso fue lo que les pareció a los ladrones que, sobre la marcha, decidieron cambiar de plan.

06 ago 2015 / 10:16 H.

Del típico atraco con violencia e intimidación pasaron al “secuestro exprés”. Introdujeron al hombre en un vehículo y se lo llevaron a las afueras de Andújar. Poco después, sus familiares recibieron una llamada en la que exigían el pago de un rescate por la liberación y advertían de que si detectaban la presencia de cualquier agente de la ley, las consecuencias para la víctima serían fatales. Incluso, llegaron a someterlo a torturas, que fueron grabadas por los raptores, para asustar y coaccionar aún más a los allegados. Finalmente, y tras casi ocho horas de secuestro, la familia logró reunir una importante cantidad de dinero —algunas fuentes hablan de unos 25.000 euros—. Después, un representante acudió a la cita con los captores e hizo entrega del dinero. El empresario fue, entonces, liberado. Sufría “numerosas lesiones” causadas por sus secuestradores como consecuencia de la paliza que le propinaron.

Cuatro meses después, la Guardia Civil de Jaén ha identificado y detenido a algunos de los presuntos autores del “secuestro exprés”. En concreto, los agentes de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial —apoyados por miembros de la UCO y de la Agrupación de Reserva y Seguridad— han detenido a cuatro hombres, todos de nacionalidad española. Se les acusa de formar parte de una “peligrosa y violenta organización criminal” que, prácticamente, le daba a todos los palos del delito. No en vano, el rapto del empresario de Andújar no es el único por lo que tienen que responder ante la Justicia. Se les acusa de secuestros, lesiones, robo con violencia e intimidación en casas habitadas, usurpación de funciones públicas y estafa.

A todos los palos. Agentes de la Guardia Civil de Jaén que han participado en el operativo para su detención explican que “trabajaban como una empresa”, que había hecho del delito un lucrativo negocio. Su catálogo era muy amplio: atracos, secuestros, palizas a cambio de dinero e, incluso, ya habían aceptado el encargo matar a una persona en un turbio asunto relacionado con ajustes de cuentas entre bandas de narcotraficantes. De hecho, la operación tuvo que acelerarse debido a que, al parecer, iban a perpetrar el crimen de forma inminente, tal y como explica el Instituto Armado.
La especialidad de los detenidos era hacerse pasar por agentes de la ley. Es lo que se conoce como el método del “policía full”. En uno de los casos, hicieron un seguimiento a un comercial que iba realizando cobros por la provincia de Sevilla. Los ladrones colocaron un “pirulo” luminoso en el techo del coche en el que viajaban. Con este método, lograron que la víctima detuviera su vehículo. Se presentaron ante él como agentes de la Guardia Civil de paisano e, incluso, le enseñaron placas identificativas —evidentemente falsas—. Como pretexto, le dijeron que acababa de ser detectado por un radar a más velocidad de la permitida. A partir de ahí, comenzaron a registrar el automóvil. No eran más que una excusa para desvalijarlo. Se apoderaron de unos 7.000 euros y de varios cheques al portador que el comercial llevaba encima.

En otras ocasiones, accedían directamente a comercios o a casas particulares y fingían que estaban haciendo un registro policial. Se aprovechaban del factor sorpresa y del desconcierto inicial de las víctimas para cometer sus delitos. Si algo les salía mal, no dudaban en emplear la violencia o la intimidación, tal y como confirman fuentes cercanas a la investigación. Con este “modus operandi” se les imputan más de media docena de robos en Sevilla, Córdoba y Jaén, en concreto, en municipios lindantes a la antigua Nacional IV, donde tenía su principal área de acción.

En Andújar, dieron un paso más y se decidieron a pedir un rescate por el empresario al que lograron retener durante horas. Y ya habían ampliado sus negocios con las palizas e, incluso, con las muertes por encargo. Se habían convertido en sicarios contratados por las mafias de la droga, tal y como confirman las fuentes consultadas.

Tras varios meses de seguimiento, la operación, bautizada como “Quelonio”, estalló el pasado fin de semana. La Guardia Civil practicó tres registros simultáneos en la madrugada del sábado al domingo. Los agentes reventaron los domicilios en los que residían los cuatro detenidos, ubicados en la conflictiva barriada de las Tres Mil Viviendas de Sevilla, en Écija y en el municipio de Babilafuente, en Salamanca. Los arrestados vivían en lugares distintos y muy alejados entre sí como medida de precaución: querían que los investigadores no pudieran relacionarlos. Fueron operativos “muy limpios” y ninguno de los implicados ofreció resistencia a ser engrilletado.

Solo uno de los cuatro detenidos ha sido enviado a prisión preventiva por orden del juez. Se trata de un hombre, vecino de la capital hispalense y sobre el que pesaban cinco reclamaciones judiciales por hechos delictivos de la misma naturaleza. Los otros tres hombres han quedado en libertad con cargos. Todos son de nacionalidad española.

La operación “Quelonio” se mantiene abierta y no se descarta la posibilidad de que se produzcan nuevas detenciones en los próximos días, tal y como confirman las mismas fuentes. De momento, se da por descabezada la organización criminal, con el arresto de lo que se considera “el núcleo duro”. Los investigadores destacan la “peligrosidad” de la banda y su capacidad para cometer cualquier tipo de delito.