El circo del que lo tiene todo perdido

Las esposas que anudaban las manos de Manuel Jesús C. C. no le impidieron montar un “circo” en la sala de vistas de la Audiencia. Tal fue el espectáculo que organizó en cuestión de segundos que el presidente del tribunal expulsó de la sala al considerado el cerebro de la mayor estafa inmobiliaria que se recuerda en la capital. “Tengo derecho a un juicio justo y a que me defienda un abogado”, respondió cuando el magistrado Pío Aguirre le leyó sus derechos para, a continuación, negarse a declarar. “Se están vulnerando mis derechos constitucionales”, clamó, con un tono de voz cada vez más elevado, para protestar porque no se ha atendido su solicitud de renunciar al letrado del turno de oficio que lo defiende en este caso.
Enrocado en el “show”, Manuel Jesús C. C. se negó a contestar al interrogatorio que le plantearon las acusaciones sobre la supuesta estafa a más de 200 familias jiennenses que pagaron una señal de 1.500 euros por viviendas que nunca se llegaron a construir —entre otras cosas porque el dueño de los terrenos donde se iban a levantar no sabía nada y la parcela, además, gozaba de protección medioambiental—. La fiscal Montserrat de la Calle leyó la retahíla de preguntas. El acusado solo interrumpió su silencio cuando le cuestionaron por su exesposa, Marta. C. P., también acusada porque su nombre aparecía en algunos contratos que suscribieron los afectados: “Esa señora no tendría que estar aquí. No ha hecho nada”, bramó, entonces, mientras el juez lo llamaba al orden.
Terminada la “no declaración”, Manuel Jesús C. C. se sentó en el banquillo y comenzó a moverse de forma casi compulsiva mientras su exmujer era interrogada por la fiscal. No paró de hacerle gestos e, incluso, le susurró algún que otro comentario. Así lo comunicó ella al tribunal. Fue la gota que colmó el vaso. El presidente de la sala, Pío Aguirre, ordenó la expulsión de Manuel Jesús C. C.: “Si es eso es lo que yo quería”, dijo a los agentes que lo llevaban de vuelta a los calabozos del Palacio de Justicia.
En su declaración, Marta C. P. se presentó ante los magistrados como una víctima más del engaño: “Yo firmaba lo que mi marido me ponía por delante. Por desgracia, confiaba plenamente en él”, aseguró una y otra vez. “Yo no sabía nada de la promoción de viviendas, ni de los clientes. No firmé ningún contrato, ni recibí dinero alguno”, añadió. La mujer, para la que la Fiscalía también pide 6 años de cárcel, aseguró que, hasta hace dos años, creía en la inocencia de su todavía marido: “¿Cómo iba a pensar que él iba a hacer algo que fuera malo para mí o sus hijos?”, se preguntó. Añadió que descubrió “el engaño” cuando se percató de que le había estado cogiendo dinero sin permiso de una cuenta que pertenecía a su hija, fruto de una relación anterior.
La primera sesión del juicio por la operación “Yedra” se completó con las declaraciones de los policías que practicaron las detenciones en septiembre de 2009, hace ya casi seis años. También declararon los exgerentes de Urbanismo, Rafael Cabrera y Miguel Sola, que coincidieron en dos cosas: la primera fue que la parcela donde se iban a levantar las viviendas estaba protegida; y la segunda es que nunca se comprometieron con Manuel Jesús C. C. a incluir los terrenos como urbanizables.
Hoy será el turno de declarar para algunos de los perjudicados, que están llamados como testigos. En principio, hay más de 200 perjudicados, si bien la sala ha decidido que solo se llamará a una representación. “Solo queremos que se haga Justicia de una vez por todas”, explicó ayer el portavoz de la plataforma de afectados, Juan Soria, presente en la sala, mientras veía desfilar a Manuel Jesús C. C. de vuelta a la cárcel, donde está de forma preventiva. Y es que la hoja de antecedentes de este jiennense está “adornada” por más de una treintena de detenciones, casi todas por fraude. Es más, llegó a “esfumarse” durante varios meses. La Audiencia lo puso en busca y captura y fue localizado a principios de año en Leganés, donde fue detenido por delitos de estafa.

30 jun 2015 / 09:49 H.