El sentido aplauso a los valores del abogado Javier Carazo

Javier Carazo agachó la cabeza en señal de gratitud mientras recibía un largo y sentido aplauso de un repleto auditorio. En su toga lucía ya la Cruz Distinguida de Primera Clase de la Orden de San Raimundo de Peñafort, que acababa de imponerle el obispo de la Diócesis de Jaén, Ramón del Hoyo López. Una distinción que se concede “In iure merita”, es decir, por los servicios prestados al mundo del Derecho. Se trata de la más alta condecoración que concede el Gobierno para distinguir la excelencia y la trayectoria profesional de un hombre de leyes. También sus compañeros del Colegio de Abogados de Jaén le impusieron la Medalla al Mérito para reconocerle más de 35 años de trabajo desinteresado en favor de la institución: “Lo único que he hecho en estos casi 35 años de carrera ha sido trabajar en algo tan noble y necesario como la defensa de los derechos de los ciudadanos”, explicó Carazo en su discurso de agradecimiento.

26 jun 2015 / 10:27 H.

Fue un acto sencillo, pero cargado de emoción. El decano del Colegio, Vicente Oya, confesó que no iba a ser “objetivo” a la hora de pronunciar la “laudatio”: “Por encima del deslumbrante bagaje profesional que acumulas, está el cariño que te profeso”, dijo para referirse “al espejo” en el que debe mirarse todo buen abogado.
Unas palabras a las que se fueron sumando todos los intervinientes en el acto: José Pascual, presidente de los letrados andaluces, habló de “trayectoria incomparable”; el decano de los procuradores jiennenses, José Jiménez Cózar, resaltó la justicia del homenaje y el envidiable currículum de Javier Carazo; el fiscal jefe, Carlos Rueda, destacó “la honestidad, la independencia, la lealtad y el compromiso” mostrado por el nuevo miembro de la Orden de San Raimundo de Peñafort, y la presidenta de la Audiencia, Elena Arias-Salgado, puso el acento en el “inquebrantable respeto a la ética y los altos conocimientos jurídicos aplicados desde la lealtad”.


Javier Carazo agradeció, especialmente, el hecho de que el obispo le impusiera la Cruz de San Raimundo: “He podido comprobar personalmente su gran calidad humana, su sencillez, su cercanía y su comprensión y su gran empatía con los fieles; en definitiva, y en palabras del Papa Francisco, un gran pastor con olor a oveja”, aseguró. Igualmente, recordó la figura de su padre, Lydio Carazo, que también fue decano de los abogados jiennenses. “Hoy estoy aquí gracias a él”. Y se detuvo en sus compañeros de profesión y, sobre todo, en su familia, con mención especial para su esposa y para su única hija, María, que está a punto de graduarse en Derecho. “Dice que quiere ser fiscal. Ya veremos”, ironizó mientras lanzaba una sonrisa de complicidad a Carlos Rueda, el jefe del Ministerio Público situado justo detrás de él.
“Para mí es un día inolvidable. Llevaré la Cruz de San Raimundo de Peñafort y la Medalla al Mérito Colegial dentro de mi corazón y de mi toga y trataré de no defraudar a los que me las habéis concedido y los que me las habéis impuesto”, concluyó.
El encargado de cerrar el acto fue el obispo de Jaén. Ramón del Hoyo partió de una premisa principal: “El Derecho y la Justicia no son lo mismo; tienen una relación de medio a fin (...). La aspiración del hombre es vivir en paz y la Justicia es la condición de la paz (...). El Derecho es justo cuando sirve para poner el orden en la sociedad”, reflexionó el prelado. Al mismo tiempo, recordó que el Gobierno ha concedido a Javier Carazo la Cruz de San Raimundo de Peñafort por los méritos contraídos durante los casi 35 años de profesión: “Ha contribuido a engrandecer el derecho de defensa que tiene todo ciudadano y que es esencial en todo estado democrático”, explicó. Al respecto, invitó al abogado distinguido a seguir buscando “la verdad y la justicia”, como ya hizo en su día el “Príncipe de los Doctores Canónicos”, San Raimundo de Peñafort.