“¡Escuche a una madre!”

Viernes de Dolores y, solo 30 minutos después de que hubiera comenzado el penúltimo pleno ordinario del mandato, la crispación ocupó un escaño. La Corporación debatía la propuesta de Alcaldía para solicitar al Ministerio de Hacienda la cesión gratuita de los 3 pisos de peones camineros que están vacíos en la Avenida de Madrid. “El acceso a la vivienda debe ser un derecho de los ciudadanos”, esgrimió José Enrique Fernández de Moya, que subrayó que el Ayuntamiento “no tiene ninguna vacía”.

28 mar 2015 / 09:54 H.


Entre el público, escuchaban miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y jiennenses que saben lo que es el desahucio. Los ediles de la oposición Pablo Foche (IU) y Antonio Guinea de Toro (PSOE) cuestionaron sus palabras. “Saben que tienen a su disposición estas viviendas del Ministerio desde el 16 de diciembre de 2014 y no han sido capaces de solicitarlo hasta ahora, cuando la semana pasada había ejemplos de familias que las necesitaban”, le reprochó el socialista. Hablaba de los desahuciados del campamento “Esperanza”. De esas tres familias que, durante 10 días, durmieron en tiendas de campaña a las puertas de la Delegación de Vivienda esperando una respuesta de las administraciones públicas que nunca llegó.
Ante la desconfianza de la oposición, el alcalde aclaró que el paso de la propuesta por pleno era un “requisito ineludible” exigido por la propia Administración General del Estado. No había acabado de decirlo, cuando llovieron las interrupciones. El coordinador provincial del Sindicato Andaluz de Trabajadores, Andrés Bódalo, fue el primero. “Te queda menos que un caramelo a las puertas de un colegio”, auguró al alcalde, de cara a las elecciones municipales. Fernández de Moya hizo oídos sordos. Pero, entonces, se desgarró una garganta de mujer: “!Usted tiene que velar por el pueblo. Hay niños tirados en la calle!”.
La que gritaba era Lola Castillo, una mujer con 2 hijos que se ha quedado en la calle. Y el alcalde estalló: “¡Ustedes están jugando con algo sagrado! ¡Todos tenemos hijos! No se arroguen la defensa de la familia y de los menores. Lo único que espero es que se vayan a San Telmo y les digan lo mismo a Susana Díaz”. “¡Si se lo hemos dicho y no nos escucha!”, dijo ella. El edil de IU abogó por un pacto de Estado y por que el Ayuntamiento y la Junta “se sienten” para abordar el problema de la vivienda. Y, de nuevo, una interpelación al alcalde: “¡Usted tiene que escucharnos, por favor! Escuche a una madre desesperada, usted que es padre!. ¡Queremos soluciones! Tengo 2 hijos. Susana Díaz tiene casa y usted también. Yo la tuve, pero esta crisis me ha hundido”. El alcalde no respondió. Acusó a la Junta de demorar la regularización registral de las 3 viviendas de los peones camineros, pero la letanía desde el público se oía más.  “¿Cuándo mis hijos van a poder dormir tranquilos?”, preguntó Lola Castillo. El representante del SAT empezó a criticar al sueldo del alcalde. Este se defendió. Pero Lola Castillo dijo: “Me da igual lo que gane. Solo quiero que me escuche”. Y, entonces, llegó el cambio. “Yo a usted la escucho y la cito el lunes, a las 8.30, en mi despacho. ¿No se dan cuenta de que así pierden mucha razón?”, dijo Fernández de Moya. No les prometió viviendas que —reiteró— el Ayuntamiento no tiene, pero el pleno que avanzaba por los derroteros del ruido y la confrontación de la sesión de febrero se recompuso hacia la esperanza.