Malestar en San Vicente de Paúl por el estado del parquin

Una preocupación reciente incordia a los vecinos de San Vicente de Paúl: el aparcamiento del barrio, cada vez en peor estado. Ocurre que las “tragonas” del parquin están muy mermadas —algunas incluso prácticamente hundidas—. El presidente del colectivo, Rafael Requena, explica en declaraciones a Diario JAÉN que la causa es el tránsito de camiones cargados de escombro. “No entiendo por qué entran a nuestro aparcamiento. Será que les pilla más cerca”, manifiesta el representante de la zona.

25 ene 2015 / 09:44 H.


Usuarios del parquin —de en torno a sesenta plazas, ubicado en la carretera de Circunvalación— ya han trasladado una queja muy concreta a Requena: el riesgo de que los vehículos queden en mal estado en un descuido de los “transportistas”. El presidente de la asociación vecinal quiere que el Ayuntamiento esté al tanto del problema. “Necesitamos que haya señalización para evitar que los camiones mermen más aún el aparcamiento”, explica.
El presidente recaba firmas que serán trasladadas al equipo de Gobierno de la capital. La iniciativa se produjo después de “varias reuniones”. No solo vecinos de San Vicente de Paúl emplean, a diario, el parquin; también hay de “Puerta de Martos”. El representante de la zona cuenta con “varios folios” con rúbricas de “afectados”. “La gente está muy cabreada. Imagina que vas a subirte en tu coche y te lo encuentras con desperfectos por culpa de quienes no tienen por qué acceder al parquin. Siempre hacen lo mismo: dejan los contenedores y se van”, ahonda. El colectivo pide ayuda a los cuerpos de Seguridad, y que hagan más hincapié para evitar accidentes. Una de las posibles soluciones que plantea es “colocar un disco” para limitar la entrada de vehículos de mucho peso.
Hay restos de un coche calcinado en el aparcamiento. Según explica Requena, siguen ahí desde hace días. La imagen que presenta el parquin es, también, incómoda para los usuarios. En el entorno, concretamente junto a un muro próximo al aparcamiento, hay nidos de suciedad. Por otro lado, Requena comenta que existe mayor tranquilidad en el barrio después de las fiestas. Los problemas de convivencia que ocasionaba, con frecuencia, un grupo de jóvenes son, hasta la fecha, intrascendentes. “Por suerte, en este sentido estamos mejor”, afirma.
Las molestias están, ahora, en el asfalto, concretamente en el del aparcamiento. El estado de los imbornales, casi hundidos, genera quejas: “No queremos que los camiones terminen levantando toda la calle”, concluye.