“Cuba será un poco más libre”

La noticia internacional de la semana —la reapertura de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba— también reverbera en la provincia, en cubanos y jiennenses que vivieron bajo la dictadura de los hermanos Castro. Rafael Rivera Garrido, frailero, y Yarisleide Cajigal Machado, de la isla, celebran la decisión de Obama; entienden que se abre un periodo esperanzador para las libertades del pueblo caribeño.

21 dic 2014 / 09:37 H.


Cajigal recibió un mensaje de texto de su madre después de que los líderes de ambos países anunciaran un canje de presos. “También me llamaron amigos. Para mí, este avance es muy importante, porque Cuba necesita mucha ayuda. Falta trabajo”, explica la mujer, que llegó a España el 2 de agosto de 2010. “La sensación general que he percibido de mis familiares y compatriotas que viven allí es de alegría. He leído comentarios positivos en Facebook”, agrega. No obstante, reconoce que también está el sentimiento opuesto: gente que tilda a Obama de “traidor”. “Son, fundamentalmente, los cubanos exiliados que ahora residen en Miami. Hay un ‘ala dura’ que no quiere ningún contacto con el régimen”, analiza Rafael Rivera, que  ha vivido más de un año en Cuba en diferentes periodos de tiempo. Su primera visita fue en 2009. El frailero, al igual que su pareja, recibió con “alegría” la noticia del acercamiento entre las citadas naciones. “La política del embargo no ha funcionado, porque la dictadura se sostenía y las consecuencias más devastadores eran para los ciudadanos pobres. Cuba utilizaba el embargo para justificar las precariedades del país”, explica el jiennense, quien confía en que, poco a poco, desaparezca el bloqueo económico. El reconocimiento que Raúl Castro hizo a Barack Obama en su discurso supone un cambio, al menos, en la retórica del dictador. En opinión de Rivera, la intención del hermano de Fidel Castro es “vender” el contacto con Washington como un “triunfo”. El frailero, de 63 años, conoce perfectamente el férreo control que el Estado tiene sobre los ciudadanos. “Es una dictadura durísima. Viví los últimos años del franquismo. Fue muy duro, pero en Cuba es incluso peor”, afirma.
El acceso a internet refleja la coerción. “Tenía que ir a una suerte de cibercafé. Cada hora cuesta en torno a 5 dólares. Para un ciudadano medio, que cobra entre 20 y 25, es imposible”, lamenta. Su pareja, Yarisleide Cajigal, recuerda una anécdota de sus primeros días en España: “Un grupo de amigos hablabla de política. Yo estaba aterrada, pero ellos me dijeron que aquí no había represalias, que podía criticar a un presidente”. La pareja espera que Cuba haya dado su primer paso para ser libre.