Yacimientos arqueológicos dañados

La Justicia investiga daños en tres yacimientos arqueológicos de la provincia. En concreto, en Úbeda, Porcuna y, el último, en Jimena. No son destrozos causados por expoliadores al uso, por furtivos que desentierran la zona en busca de algún tesoro. La hipótesis que manejan los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado es que se trata de severos deterioros posiblemente originados por obras ilegales, realizadas al margen de la ley.

19 dic 2014 / 09:31 H.

 

El caso de Jimena es especialmente significativo. Los daños fueron detectados a mediados del pasado agosto por una patrulla del Seprona. La Fiscalía acaba de abrir una investigación para determinar quién ordenó la realización de una zanja de más de sesenta metros de longitud y dos de anchura en un cerro donde están identificados y protegidos diversos asentamientos arqueológicos. En concreto, vestigios prehistóricos, íberos y romanos en esa zona de Sierra Mágina. El Ministerio Público ya ha ordenado diligencias de investigación para tratar de aclarar cómo se han podido producir esos destrozos cuantificados en miles de euros por la Delegación de Cultura.

El de Jimena no es el único caso de estas características detectado en lo que va de año. La Justicia está detrás de averiguar si unos destierros, realizados presuntamente por un particular en una finca privada de Porcuna, pudieron llevarse por delante un lienzo de muralla y restos romanos que estaban catalogados por las autoridades como yacimiento histórico. Fue una obra realizada, al parecer, sin permiso —de haberlo pedido, seguramente, no se lo hubieran concedido—.

La tercera investigación abierta por los tribunales llega por unos movimientos de tierra efectuados en Úbeda con fines agrícolas. El patrón también se repite: obras sin autorización que destrozan un lugar protegido y catalogado como Patrimonio Histórico de Andalucía y que, por lo tanto, goza de especial protección en las normas subsidiarias de Úbeda.
La instrucción de estos procedimientos suele ser muy compleja. El informe de los arqueólogos de Cultura es fundamental para poder llevar a los autores al banquillo. El técnico debe determinar los daños que se han producido en el yacimiento en cuestión y efectuar una cuantificación económica del perjuicio ocasionado al patrimonio de todos. De hecho, las condenas dictadas por la Justicia por hechos similares en los últimos años se cuentan con los dedos de una mano.

El año está siendo especialmente complicado para los tesoros que encierra la tierra jiennense. Los “furtivos” siguen merodeando por Cástulo, causaron destrozos en las excavaciones del Giribaile e, incluso, intentaron robar una pintura rupestre de Santa Elena arrancando la piedra de cuajo a golpe de cincel y martillo. De hecho, el expolio sigue siendo la principal preocupación de los expertos. No en vano, han preferido que no se publiquen los lugares exactos de los yacimientos dañados por la maquinaria pesada para evitar las visitas indeseadas de los “piteros” y “buscatesoros”.