"San Juan" reclama presencia policial frente al vandalismo

La alarma sigue instalada en el barrio, pero saber que las huellas dactilares de los que robaron en la sede Sabetay de la Universidad Popular Municipal (UPM) y en el colegio Santa Capilla de San Andrés están “catalogadas dentro del registro de la Policía Nacional” ya es un “alivio” para los vecinos de “San Juan”.

21 oct 2014 / 08:50 H.

Lo confesó a este periódico la presidenta de “Torre del Concejo”, Mariam López, al término de la reunión que miembros del colectivo vecinal mantuvieron con Francisco Fonseca, coordinador de Seguridad Ciudadana de este Cuerpo.

“Le hemos pedido más presencia policial para, al menos, disuadir [a los vándalos] de cometer este tipo de delitos”, resumió la dirigente vecinal. Aunque, por desgracia, están acostumbrados al trapicheo de sustancias estupefacientes y a la “okupación” de viviendas, lo que, en las últimas semanas, tiene noqueados a los habitantes de este barrio del casco histórico de la capital son los dos robos que se han producido en la UPM y en el colegio con apenas “10 días de diferencia”.

Los autores aún no han sido detenidos, pero, por el “modus operandi” utilizado —que se replica en ambos casos—, los vecinos están convencidos  de que se trata de “una banda bien organizada” que, además, podría residir en el barrio. De hecho, apuntó la presidenta de “Torre del Concejo”: “El material electrónico e informático que robaron ya se están vendiendo de boca en boca en el barrio, lo que pasa es que nadie quiere decir quiénes son”.

Problemas. Los representantes vecinales también expusieron al agente de Policía Nacional preocupaciones que no son menos importantes. Entre ellas, la “okupación” de viviendas, que, en los últimos tiempos, “se está generalizando”. “Hay un bloque de Martínez Molina en el que la mayoría de los pisos está ‘okupado’, pero también está ocurriendo en viviendas de nueva construcción y en casas, cuyos dueños salen a hacer una simple compra al mercado, y cuando vuelven se encuentran con que le han dado una patada a la puerta y se han instalado dentro”, explica López. También apunta al consumo de alcohol en la Plaza Rosales que deriva en peleas, y al “ataque de perros pequeños” por parte de otros que son “potencialmente peligrosos” y a los que sus dueños pasean “sin correa, ni bozal”. La representante vecinal valoró el interés mostrado por la Policía Nacional y la propuesta para realizar charlas, a partir del mes de noviembre.