Al calabozo de golpe y porrazo

Julio Pancorbo Moral no olvidará en la vida, con toda seguridad, la Feria de San Lucas de 2014. Este torrecampeño de veintisiete años acudió, el pasado viernes por la noche, hasta la capital para disfrutar de la celebración del patrón jiennense en compañía de su pareja y de un grupo de amigos de esta. Según relata Pancorbo Moral, cuando se iban a ir, alrededor de las cuatro y media de la mañana, sucedió algo imprevisto.

20 oct 2014 / 08:58 H.

 

“Entraron en la carpa donde estábamos dos hombres que se estaban peleando y que parecía que se iban a matar”, explica el torrecampeño. “Así que yo, y otras personas, nos metimos a separarlos. En ese momento llegó la Policía Nacional arrasando. Me cogieron y me arrastraron fuera, donde me dieron lo más grande”, asegura Pancorbo Moral, que afirma haber recibido golpes con la porra cuando ya estaba inmovilizado en el suelo y esposado. “En ese momento, una muchacha que se acercó para que no me pegaran más fue empujada por otros policías y también la golpearon, mientras yo gritaba que me dejaran, que no había hecho nada”, cuenta el varón.

Los agentes, cuenta Pancorbo Moral, lo llevaron “entre golpes” hasta el coche policial, junto con uno de los dos implicados en la pelea. “Yo no conocía a ninguno de los dos”, remarca el veinteañero. En el trayecto, según sus palabras, continuaron los golpes. “Me decían: ‘Ahora ya no eres tan chulito, ¿eh?’, recuerda Pancorbo Moral.

Tampoco mejoró la situación a su llegada a la comisaría. “Me llevaron a una sala, me sentaron y allí ya me iban a matar, porque les pregunté qué tipo de autoridad tenían ellos para hacerme eso”, lamenta el torrecampeño, que metió la cabeza entre las rodillas, según relata, para evitar los golpes. “Pero me levantaban la cabeza y me daban guantadas. Cuando pasaba algún policía de camino, me soltaba una galleta y se reían todos”, expresa Pancorbo Moral.

Ayer, tras una noche en el calabozo y ya en compañía de su abogado, declaró ante la magistrada de guardia en un juicio rápido del que salió en libertad provisional junto con el otro detenido. “Él aseguró a la juez que no me conocía y que no era yo con el que se estaba peleando”, asevera Pancorbo Moral.

Pasó “toda la tarde” en el hospital, donde le practicaron diversas pruebas. “No tengo lesiones internas, solo contusiones, dolor de cabeza y los ojos morados”, describe el torrecampeño. “Yo nunca pensé que me podía pasar una cosa así en Jaén”, manifiesta el denunciante, que recalca que tiene “seis o siete testigos” de los hechos, incluido uno que grabó la agresión en su teléfono móvil aunque, enseguida, los agentes lo obligaron a borrarla. Pancorbo Moral dice tener “miedo” de volver a pisar la capital, aunque la sensación que lo domina es “la impotencia”.

Ahora, el torrecampeño solo piensa en una cosa: denunciar los hechos. “El daño que me han hecho, moral y físicamente, lo tienen que pagar”, proclama Pancorbo Moral. La demanda la presenta hoy su letrado, ya que él, que es transportista, está camino de Francia. A ella se añadirá, adelanta el varón, una segunda, la de la muchacha que también fue golpeada, según su relato. Fuentes de la Policía Nacional de Jaén aportan, sin embargo, una escena radicalmente diferente y niegan cualquier maltrato. Tras una llamada en la que se alertaba de una pelea, los agentes acudieron al lugar y entraron a la carpa “usando la fuerza mínima imprescindible” para separar a dos varones que se golpeaban. “Los amigos intentaron agredir a la Policía, y ellos mismos, al ser reducidos, se resistieron, y los agentes recibieron insultos y amenazas, tanto allí como durante todo el trayecto”, expresan desde la comisaría. Finalmente, dos varones fueron arrestados por atentado contra la autoridad, y en el informe policial consta que los detenidos “rompieron tres teléfonos móviles” de los agentes, aunque ninguno de estos refirió haber resultado herido durante el arresto.