El “cuento chino” del aceite

No es más que un “cuento chino”, un rollo, una mentira, una patraña o como se le quiera llamar. Sin embargo, ya hay aceiteras a las que les ha costado el dinero. La última ha perdido 26.000 euros cuando intentaba cerrar una operación de exportación en China, aunque esta quiere “tirar de la manta”. Después de consultar a asesores legales, la aceitera tiene claro que le costará más plantear un pleito internacional que dar por perdidos los 26.000 euros. No obstante, ya ha puesto en conocimiento los nombres y todos los datos de la sociedad china con la que trató de cerrar un acuerdo y solo les ha sacado el dinero.

13 sep 2014 / 08:50 H.


Al parecer, opera —al menos— con dos nombres diferentes. La denuncia ya está en la Embajada de España en China, en el Consulado de China y en la Cámara de Comercio de España en ese país. “Nosotros ya no podemos hacer nada. Solo le damos difusión para que ninguna empresa caiga en este engaño. Nos sentimos indefensos”, explica Miguel Solavera, que es el director general de la compañía. Por eso, los datos de los presuntos estafadores circulan entre las organizaciones empresariales. La Federación Española de Fabricantes de Aceite de Oliva (Infaoliva) ha remitido la información de esta empresa a sus asociados para que lo tengan en cuenta a la hora de cerrar operaciones comerciales internacionales.
el engaño. Miguel Solavera tiene claro que los han timado porque, entre unas cosas y otras, les han sacado 26.000 euros y la compañía ni cumple el contrato firmado ni devuelve el dinero. De hecho, ni siquiera contesta a los correos y las últimas comunicaciones las hacía directamente en chino, en vez de en inglés, que fue el idioma con el que comenzaron a contactar. “Contactamos a través de correo electrónico. Les expusimos nuestros productos y nos dijeron que estaban interesados en uno. Estuvimos casi dos meses intercambiándonos presupuestos hasta que cerramos el trato. Quedamos en 86.000 botellas que importaban alrededor de 390.000 euros”, explica Miguel Solvarera. Asimismo, continúa: “Viajamos hasta Siam con un abogado internacional para firmar el acuerdo. Llegamos, nos recogieron del hotel, nos llevaron a una sala, leímos el acuerdo y se firmó”.
En cambio, a la aceitera se le dijo que tenían que tener un detalle con personas que serían clave en la red de distribución. De ahí que, después de comer, les pidieron que fueran a un centro comercial para comprar botellas de whisky y tabaco. La factura importó 3.600 euros. Luego, volvieron para España. Todo estaba listo para el envasado. El 25 de agosto era la fecha indicada.
“Les pedimos que nos enviaran el 30% de la cantidad para comenzar, pero nos pidieron que pagáramos parte de la transferencia. Nos pareció extraño, pero aceptamos para no romper el acuerdo. Les dimos 800 euros. Otra vez, les exigimos el pago y nos pidieron otros 800 euros para el cambio de divisa. Y por ahí ya no pasamos. Les insistimos en que cumplieran el contrato y, a partir de ahí, nos enviaron dos correos en chino y desaparecieron”, dice Miguel Solavera. Esta aceitera tiene experiencia exportadora, pero aquí cayó en el “cuento chino”. “Esto daña mucho la imagen del comercio en China”, concluye.