Adiós a un hombre de radio

Dedicarle tu vida a una profesión se convierte, a veces, en una amalgama que te lleva sin querer a ello”. Así explicaba José Manuel Fernández Arillo su relación con el periodismo en una entrevista publicada por este medio en septiembre de 2012. El que fuera director de Onda Cero Tierras de Jaén falleció —a los cincuenta años de edad— el pasado sábado, en Córdoba, tras una enfermedad que lo mantuvo alejado de su pasión: el micrófono. Sus restos mortales son incinerados hoy, a las 11:30 horas, en el Tanatorio Cementerio Jardín Virgen de Linarejos. Arillo —como lo conocían en la provincia— llevaba más de una década al frente de la que fue su casa periodística. El comunicador heredó su amor por las ondas de su madre, también aficionada a la radio. Ya desde niño avivó su ilusión por contar historias. El propio Arillo confesó que ese ímpetu narrador acabó convirtiéndose en “una obsesión” con el tiempo.

01 sep 2014 / 09:30 H.

 

La primera oportunidad que tuvo en el mundo de la comunicación le llegó en la emisora de Radio Úbeda, entonces asociada a la cadena Rato. Un joven José Manuel Fernández Arillo probó suerte en la cadena que dirigía Antonio Arroyo. Los comienzos del reportero villanovense fueron en una franja del fin del semana. Arillo mostró sus potencialidades, pues  pasó, poco a poco, a cubrir los periodos de vacaciones. Su contrato profesional llegó con la apertura de Onda Cero Linares. “Se me abrieron las puestas de par en par. La ilusión se convirtió en un empleo. Aprendí que tenía que trabajar cada día con la mente abierta. Cada compañero te aporta algo. Y, por supuesto, que nunca alcanzamos nuestra meta”, recordó en la entrevista de Diario JAÉN.

Admiración. El periodista asumió la dirección de Onda Cero Tierras de Jaén en 2003. Su línea de actuación pasó por abrir aún más los contenidos de la emisora a toda la provincia y hacer una radio “dinámica, entretenida y veraz”. Tenía también muy claro el futuro de la profesión tras la irrupción de Internet y las redes sociales: Adaptarse a las circunstancias y avanzar.

Compañeros que trabajaron durante años a su lado destacan su labor como líder. Hay consenso en cuanto a qué supone su repentino adiós del panorama periodístico: Una voz importante y creíble de los micrófonos jiennenses desaparece de las ondas. “Lo más difícil, en este oficio, es ser aséptico. Siempre está el riesgo de contaminar la información con tu opinión personal”, reflexionaba el villanovense. Arillo defendió, en tanto que reportero de provincias, una radio cercana a sus oyentes. “La radio local no puede desaparecer”, afirmó el periodista. Su trayectoria, que se vio interrumpida por problemas de salud, lo avala como un profesional que consiguió la “conquista” más difícil para un comunicador: la credibilidad de su audiencia. También hay unanimidad en cuanto a su lado humano: se ha ido un hombre noble.