Tranvía. El coloso empieza a derrumbarse

Los cruces de acusaciones, fundamentadas y no, entre el Ayuntamiento y la Junta en torno a la responsabilidad sobre las infraestructuras tranviarias, se mantienen candentes. Incluso aumentó la temperatura durante los meses de verano, a falta de otros asuntos sobre los que discutir en plenas vacaciones de los políticos.  La última acusación volvió a lanzarla la Administración local al apuntar que el Gobierno regional todavía no ha intervenido sobre los parques que había prometido en compensación por la tala de árboles para llevar a cabo el trazado de las vías. La Junta responde que sí, según Europa Press, que mantiene su compromiso siempre y cuando tenga una garantía de que el tranvía vaya a entrar en funcionamiento y, dicen, eso corresponde al Ayuntamiento.

01 sep 2014 / 09:24 H.


Ese aval sigue sin existir, y no parece que vaya a producirse próximamente. Las infraestructuras, un “coloso” cuya construcción costó 120 millones de euros y mil y un inconvenientes para los ciudadanos de Jaén, empieza a derrumbarse de manera evidente al tiempo que a las administraciones parece no urgirles frenar el avance de su decrepitud. Más que una muestra del progreso de una sociedad que apuesta por el transporte sostenible y la vocación de servicio, objetivo que se perseguía con el proyecto, ha resultado ser una evidencia de la inoperancia institucional.


El hedor de la podredumbre llega a cualquiera que decida entrar en Jaén y se da de bruces con el escarnio. “Da la sensación de que se ríen de nosotros. Que tengan las vías así es una falta de respeto hacia los ciudadanos”, opina José Ruiz, uno de tantos conductores que se enfada cada vez que tiene que pisarlas. “Las baldosas están fatal. Yo paso todos los días por la ‘rotonda de Cuétara’ y cada vez es más peligroso girar. Hay que reducir bruscamente la velocidad para no dejarse una rueda”, opina. No son las únicas quejas de los conductores: semáforos que se instalaron a modo de precaución y que, sin tranvía, no sirven sino para entorpecer la circulación; avenidas por las que antes se circulaba aparentemente cómodos, reducidas a carriles estrechos llenos de sistemas semafóricos, y vehículos aparcados en las vías en el Paseo de la Estación que, en no pocas ocasiones, sirven a conductores imprudentes para realizar adelantamientos peligrosos son solo algunos trastornos para el tráfico, que, al no estar en funcionamiento el tren, tampoco se ha reducido.
Elena García, vecina de Jaén, se pregunta qué imagen proyecta la ciudad a los visitantes. “Circular con el coche es un caos”, dice. Aunque también es capaz de sacarle ventajas: “Utilizo las vías para practicar deporte”, expresa, pero reconoce que cada vez se encuentra más suciedad en el césped artificial.
Otra cuestión relacionada con el tranvía que afecta a la imagen de Jaén es la de sus paradas. Absolutamente todas están fuera de uso y los cristales de las zonas de espera, plagados de carteles, deteriorados con el tiempo y sustituidos por otros y pintados con espray. Muchos arbustos y árboles plantados por la Junta en las zonas más amplias del recorrido están secos, o muertos, a la vista de peatones y conductores.
Todas las trifulcas institucionales apuntan a que la solución a todos estos problemas se hará esperar. Para cuando llegue, ¿habrán dejado que el coloso quede reducido a escombros?