Academias cerradas “por Bolonia”

Durante el mes de agosto permanecemos cerrados. Volvemos a mediados de septiembre”. El mensaje es el mismo en los contestadores de las academias universitarias: el verano ya no deja dinero en la capital desde que se ejecutó el plan Bolonia en la UJA.

25 ago 2014 / 10:43 H.


Los profesores de las academias —sobre todo quienes trabajan con estudiantes universitarios— han adaptado, por segundo año consecutivo, su actividad. Ocurre que los tradicionales exámenes de recuperación —la denominada convocatoria extraordinaria— no se hacen en septiembre. Las fechas vigentes son desde el 20 hasta el 24 de junio y entre el 10 y el 15 de julio. Los grandes perjudicados son, por cuestiones obvias, quienes viven de las clases de apoyo. “Cerramos, igual que el pasado verano, por falta de trabajo. No hay demanda”, explica Raúl Merino, gerente y profesor del Centro de Estudios Epsilon.
“El plan Bolonia nos ha fastidiado. Yo he cerrado por primera vez este verano”, cuenta Sonia Hoces, de la academia que lleva su apellido. Asegura que el estío anterior ya se dio cuenta de que no merecía la pena dar clase en julio y agosto. “Me sirvió de experiencia. Por otro lado, el alumno que viene de fuera no quiere pagar una clase particular”, analiza la licenciada en Farmacia y Química. “La mayoría de academias universitarias habrá decidido cerrar a partir del 15 de julio”, tercia Merino, quien admite que ha tenido que reorganizar el año para compensar los tres meses de “paro forzoso”. “Durante los ocho o nueve de curso intentamos impartir el máximo número de horas diarias, aunque cada profesor distribuye su horario en función de la demanda que tengan sus asignaturas. Nosotros tenemos abierto desde las ocho y media de la mañana hasta las nueve y media de la noche”, explica Merino.

idiomas. Una de las apuestas para atemperar el “efecto Bolonia” es ahondar en los idiomas. “Este último curso hemos comenzado a impartir clases de inglés. Lo hicimos debido al aumento de la demanda en nuestra clientela, ya que en los grados exigen el nivel mínimo, B1. Y la otra razón es que necesitamos una fuente de ingresos extra”, argumenta el propietario del Centro de Estudios Epsilon. De hecho, ya imparte cursos del idioma británico para niveles B1, B2 y C1 tanto para Cambridge como para Trinity. Hoces, por su parte, comenta que para continuar con su actividad deberá “diversificarse”. “Tengo que aprovechar el invierno y ofrecer la posibilidad de aprender lenguas extranjeras”, afirma. “Antes teníamos vacaciones en días sueltos. Ahora son siempre entre julio y septiembre”, concluye Raúl Merino.