Un acusado de expolio recupera toda su colección

Francisco Lara, un coleccionista jiennense de arte, ha estado tres años imputado por un delito contra el patrimonio histórico. La Justicia acaba de archivar la causa penal abierta contra él en el marco de la operación “Profesor” y ha ordenado la devolución de las más de 500 piezas de gran valor que le fueron decomisadas en su domicilio por la Policía.
“Me han hecho un daño irreparable, en lo profesional y en lo personal”, se confiesa este abogado, ingeniero y profesor, de 65 años, que recopila obras de arte desde que era un veinteañero. Su “calvario”, como él mismo lo denomina, empezó en abril de 2011, cuando la Policía entró en su casa de Úbeda con una orden judicial. Los agentes se llevaron buena parte de la colección de arte que había reunido a lo largo de toda su vida. Había ánforas, capiteles, columnas, lucernas, monedas, esculturas e, incluso, una urna funeraria que contenía restos óseos en su interior. Se hallaron diferentes objetos de las épocas íbera y romana, así como un escudo heráldico de extraordinaria importancia.
Ahora, tres años después de la bautizada como operación “Profesor”, la Justicia ha archivado la causa abierta contra Francisco Lara y ha ordenado la devolución de toda la colección incautada. ¿Por qué? Los técnicos y arqueólogos de la Junta no pudieron certificar la ilícita procedencia de las piezas, es decir, de qué yacimientos se sacaron y en qué fecha fueron extraídas. Sin esos datos, el Juzgado de Instrucción número 1 de Úbeda consideró que no hay pruebas de cargo contra Francisco Lara para seguir manteniendo la imputación por un delito contra el patrimonio histórico.
Además, el coleccionista aportó la documentación que acredita la adquisición legal en anticuarios y casas de antigüedades de la mayor parte de las piezas. “Es lo que yo defendí desde el principio. Sin embargo, en estos casi tres años, no he podido declarar en el Juzgado. Es algo que pone los pelos de punta”, afirma este ubetense, especialmente dolido con “algunas personas” de la Consejería de Cultura. “Yo nunca tuve nada que esconder. A mi casa han venido durante años catedráticos de Historia del Arte, expertos, arqueólogos o profesores para estudiar mi colección”, relata Francisco Lara. Incluso, llegó a instar a la Junta para que declarara su propia casa y todo su contenido como Bien de Interés Cultural: “Los especialistas de la Consejería vinieron hace unos años y catalogaron el edificio y la colección”, añade.
Las piezas están todavía en poder de la Junta de Andalucía, que las tiene en depósito. La Sección Tercera de la Audiencia Provincial dio diez días a la Administración autonómica para que se las entregue a su legítimo propietario. Según Francisco Lara, ese plazo está ya cumplido.

08 mar 2014 / 10:38 H.