Huelga de hambre en prisión para que se atienda a su hijo

Un interno deja de comer para pedir la intervención de los servicios sociales

10 ene 2019 / 11:53 H.

Mientras que Sergio —los apellidos se omiten para preservar la identidad del menor— comunicaba en el Centro Penitenciario de Jaén que comenzaba una huelga de hambre, su padre, Bartolomé, repartía una carta con los motivos por distintas sedes judiciales. Llegaron al Juzgado de Violencia de Género, a Instrucción 1 y 3 y a la Fiscalía de Menores. Sergio argumenta que dejará de alimentarse hasta que los servicios sociales realizan un estudio “objetivo, profesional y no arbitrario que sirva para evaluar la situación en la que se encuentra su hijo”, que reside en Jaén y tan solo cuenta con diez años.

Sergio está en prisión y considera que su niño no está suficientemente cuidado. Cree que existe un ambiente vinculado a las adicciones a su alrededor, por lo que también pide que se “medie en la calificación y se impongan medidas de tratamiento y seguimiento a la persona que lo cuida”. Además, reconoce que la situación del menor ha sido revisada por trabajadores sociales, pero considera que la evaluación que se ha hecho no corresponde a la realidad en la que vive el niño.

El padre considera que no solo se trata de una situación que puede afectar a las necesidades básicas del pequeño, sino también a su equilibrio emocional y a su desarrollo como persona. Precisamente, su abuelo, Bartolomé, indica que solo demandan una intervención rigurosa de los servicios sociales comunitarios. De hecho, asegura que son los abuelos paternos los que velan para que tenga su ropa, libros, cuidados médicos y otras necesidades que se le presentan.

Sergio comienza la huelga de hambre porque considera que vive una situación de indefensión, ya que ve que su hijo necesita unos cuidados que no recibe, salvo en las jornadas que pasa con los abuelos. De hecho, Bartolomé confirma que ha pasado con ellos todas las vacaciones de la Navidad, al igual que buena parte de los fines de semana. “El niño lo recojo el viernes cuando sale de la escuela y lo llevo el lunes. Somos nosotros los que estamos encima y muy pendientes para paliar las necesidades que pueda tener”.

Protocolo. Según ha podido saber Diario JAÉN, Sergio ya ha rellenado una instancia en la que comunica al Centro Penitenciario de Jaén que comienza una huelga de hambre. A partir de ahora se activa un protocolo especial establecidos para estos casos, que conlleva una vigilancia extraordinaria sobre el recluso. Implica visitas periódicas a la enfermería de la prisión, en el que se le hace un seguimiento del peso, se le toman los niveles de glucosa y se supervisan las constantes vitales.

De hecho, comenzar una huelga de hambre es una decisión totalmente voluntaria, al igual que finalizarla. Por eso, el protocolo penitenciario se encarga de velar por la salud del interno durante este proceso que, como ocurre en este caso, se suele hacer para llamar la atención sobre alguna reivindicación. El último ejemplo fue el de los políticos presos encausados por el “Procés” en Cataluña, que siguieron este mismo camino.