¿Es una pieza íbera auténtica?

Puede ser un tesoro, una pieza única de incalculable valor por su excepcionalidad, expoliada de algún yacimiento de la provincia. Pero también puede ser una burda falsificación, una obra hecha a medida para engañar a incautos que piquen el anzuelo. Esa es ahora la gran incógnita a la que la Guardia Civil intenta dar respuesta con la bautizada como operación “Alfaíbero”. De momento, hay seis detenidos en el marco de una laboriosa y compleja investigación contra el patrimonio histórico. ¿Cuál es esa pieza que ha suscitado tantísimo interés? Se trata de una especie de plancha de metal, de pequeñas dimensiones y en la que se pueden apreciar unas grafías que podrían ser íberas. De ser auténticas, sería un hallazgo extraordinario, pues se conocen muy pocos ejemplos de este tipo de escritura. Un primer análisis preliminar, realizado por un arqueólogo, informó al Juzgado de que la tabla podría ser buena. No obstante, la pieza todavía debe ser inspeccionada de forma mucho más exhaustiva, según las fuentes consultadas, para que el dictamen sea definitivo.

Esa plancha, del tamaño de una mano y partida en tres trozos, fue el origen de la operación “Alfaíbero”, judicializada desde hace más de medio año. El Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) tuvo conocimiento de que un vecino de la capital trataba de “colocar” en el mercado negro esa pieza. La ofrecía en una página web especializada en “mover” objetos antiguos procedentes de yacimientos.

A partir de ahí, los agentes abrieron una investigación y reunieron los indicios para que le juez Miguel Sánchez-Gasca, de Instrucción 3, les autorizara a pinchar el teléfono al vendedor. Al analizar las conversaciones, descubrieron que tenía contactos con numerosas personas dedicadas, presuntamente, al expolio mediante detectores de metales. Es el caso de dos vecinos de Mancha Real —padre e hijo— que podrían haber saqueado algunos yacimientos como “Pulpite”, “Cerro Alcalá” o “El Pino”, ubicados en las cercanías de su pueblo. En las conversaciones también aparecieron dos hermanos de Andújar que, al parecer, se dedican a comprar y a vender todo tipo de objetos antiguos. Y también son expertos en hacer pasar por buenas piezas que son simples falsificaciones.

Finalmente, la operación estalló el pasado martes, con la realización de seis registros domiciliarios en la capital, Andújar, La Guardia y Mancha Real. Se practicaron seis detenciones y se decomisaron numerosas piezas, sobre todo monedas y, lo que es más importante, la famosa plancha con las letras íberas. Los investigadores se temían que los implicados podrían haberle dado ya salida. Sin embargo, no fue así. La hallaron en la casa de la persona que quería venderla. Ahora, los arqueólogos de la Consejería de Cultura tendrán que analizarla con detalle para tratar de determinar su valor real. También se está analizando la estatua de piedra decomisada en Andújar.

Cuatro de los arrestados quedaron ayer en libertad con cargos, tras ser puestos a disposición del juez de guardia. Se trata de la persona que tenía la tablilla, los dos vecinos de Mancha Real y un ciudadano de La Guardia. Los otros implicados —los dos hermanos de Andújar— han pasado una noche más en los calabozos de la Comandancia y está previsto que hoy sean llevados al juzgado. Si no ocurre nada raro, también quedarán libres. Y, a partir de ahí, solo quedará esperar al dictamen sobre la plancha de las letras íberas.