Elude la cárcel el condenado que grabó a sus trabajadoras

El empresario, dueño de una clínica dental, alcanza un acuerdo con las víctimas y la Fiscalía y admite los hechos

23 oct 2018 / 12:00 H.

Veintiún meses de prisión. Ese es el castigo impuesto al propietario de una clínica dental de Bailén por grabar a sus empleados con una cámara oculta en los vestuarios de su centro de trabajo. El empresario, identificado como A. L. C. C., admitió los hechos tras alcanzar un acuerdo con la Fiscalía y con las cuatro víctimas, que ejercían la acusación particular, a las que tendrá que indemnizar con 243 euros. La sentencia, dictada “in voce” en el Penal 3, lo considera autor de un delito contra la intimidad. Con el castigo impuesto, el procesado no tendrá que ingresar en prisión, ya que carece de antecedentes penales y puede beneficiarse de la suspensión de la condena.

Los hechos se remontan a marzo del año 2014, cuando la Guardia Civil detuvo a A. L. C. C. tras las denuncias presentadas por cuatro trabajadoras. El arresto generó una notable alarma social en el municipio. El jefe colocó un teléfono móvil en el interior de una mochila a la que, previamente, había efectuado un agujero. Esa bolsa era colgada en la percha de la habitación que las empleadas utilizaban como aseos y para cambiarse. El procesado grabó varios vídeos entre los meses de febrero y marzo de 2014. No hay constancia de que las imágenes obtenidas fueran distribuidas entre terceras personas. Una de las trabajadoras descubrió la cámara y presentó la denuncia. La Fiscalía presentó cargos contra él por un delito contra la intimidad, por el que reclamaba dos años de prisión. Las víctimas, que ejercían la acusación particular, reclamaban la pena máxima por estos hechos: cuatro años de cárcel y el pago de una multa de 72.000 euros.

No obstante, la defensa de A. L. C. C. y las denunciantes alcanzaron un acuerdo de conformidad, por lo que no fue necesario celebrar el juicio. El procesado admitió su responsabilidad en los hechos a cambio de un castigo que no conllevara el ingreso en prisión.

Hace unos años, se produjo un caso muy parecido. Ocurrió en un pub de Cazorla, en el que su dueño colocó una cámara oculta en los aseos y que, además, estaba conectada a un disco duro en el que se almacenaban los archivos. Un denunciante anónimo avisó a la Policía de lo que estaba pasando a través de una carta enviada a la Comisaría. El hombre fue detenido en diciembre de 2009 y condenado a dos años de cárcel por el Juzgado de lo Penal número 1 de Jaén en 2013. Tuvo que indemnizar con 1.000 euros a cada una de sus víctimas, tal y como se recogió en la sentencia. En este caso, al acusado se le apreció una parafilila o trastorno psicosexual. En el procedimiento contra A. L. C. C., el dueño de la clínica dental de Bailén, no se ha apreciado ninguna circunstancia atenuante de la responsabilidad.