El médico que pidió perdón

Condena a un doctor que no diagnosticó una meningitis que mató a un niño

07 mar 2018 / 08:47 H.

Carmen Garrido Herrera y Miguel Martos Delgado llevan cinco años sufriendo y, también, luchando. Un lustro de pelea por honrar la memoria de su hijo Miguel Ángel. El niño, que acababa de cumplir 13 años, falleció el 2 de marzo del año 2013 como consecuencia de una meningitis vírica que no fue diagnosticada a tiempo. El error lo cometió el médico que atendió al pequeño en Urgencias del Hospital San Agustín de Linares días antes de su muerte. El doctor confundió los síntomas propios de la enfermedad (rigidez de cuello, dolor de cabeza) con una cefalea y un incipiente estrabismo y, de hecho, recomendó a la familia que llevara al niño a un óptico-optimetrista. Apenas dos días después de ese juicio clínico, la vida de Miguel Ángel se apagó para siempre: “Lo que peor llevo es que durante todo este tiempo ese médico no nos ha llamado para decir os pido perdón porque me equivoqué”, se lamentaba Carmen Garrido antes de que se celebrara el juicio contra el doctor Taha B. B.

Cinco años después, el médico admitió ser autor de un delito leve de homicidio por imprudencia. El castigo son 180 euros de multa, el mínimo que se recoge en el Código Penal. Ese fue el acuerdo alcanzado entre las partes. Es decir, que los padres retiraban la petición de cárcel para el acusado —inicialmente, solicitaban tres años de prisión—, a cambio del reconocimiento de los hechos. Un pacto que, además, incluía una cláusula poco común en los tribunales de Justicia de la provincia: el médico tenía que pedirles perdón a los progenitores por el error que cometió. Así lo hizo, primero en la sala y a puerta cerrada, ante la magistrada Carmen Carpio. Después, y una vez terminado el juicio, en los pasillos del Juzgado. Taha B. B. se acercó a los padres, que estaban llorando, y volvió a reiterarles sus disculpas.

Como parte del acuerdo, la defensa del doctor pidió que el acto de redención y arrepentimiento se celebrara en la intimidad de la sala de vistas. Además, también solicitó a la otra parte que guardara silencio sobre los términos de la condena impuesta al doctor Taha B. B. Una condición que la familia y sus abogados, Alfonso Ramírez y José Luis Vilar, respetaron de forma escrupulosa.

Los padres ya habían ganado el caso en la vía contenciosa. Consiguieron que los tribunales determinaran que hubo un anormal funcionamiento de la Administración sanitaria. El Servicio Andaluz de Salud fue condenado a indemnizarlos con 143.000 euros por el fallecimiento del pequeño Miguel Ángel. “El dinero es lo que menos nos importa. Nadie nos devolverá a nuestro niño. Hoy sería un hombretón de 18 años”, explicaba Carmen Garrido a las puertas del Juzgado, antes de entrar al juicio. Acaban de cumplirse cinco años de la muerte: “Sabemos que nuestro hijo está en el cielo. Eso es lo que le digo a su hermano, que tenía diez meses cuando Miguel Ángel se fue y que todavía hoy pregunta por él”, concluyó.

Claves de cinco años de lucha judicial

Denuncia por la vía penal

Los padres de Miguel Ángel presentaron denuncia contra los cuatro médicos que trataron a su hijo desde que evidenció los primeros síntomas hasta que falleció. No obstante, el Juzgado de Instrucción de Linares solo imputó al doctor Taha B. B, quien siempre mantuvo que su actuación fue correcta.

Un error que impidió tratar a tiempo al menor

Miguel Ángel cayó enfermo el 16 de febrero de 2013. Tenía vómitos y dolor de cabeza. En el centro de salud le dijeron que estaba incubando una gastroenteritis y le prescribieron dieta blanda e ibuprofeno. Sin embargo, el niño no mejoró, sino que fue empeorando. Doce días después, los padres lo llevaron al mismo ambulatorio. Ya presentaba un ojo desviado, visión borrosa, fiebre y “una cierta rigidez cervical”, el síntoma de que se puede estar ante una meningitis. Fue derivado al Hospital. Allí, lo atendió el doctor Taha B. B. Le dio el alta, al diagnosticarle cefalea y estrabismo. El error fue fatal.

El tribunal contencioso ya les dio la razón

La familia Miguel Ángel Delgado ya ganó el caso en la vía contenciosa. El tribunal estimó la demanda de los padres y condenó al Servicio Andaluz de Salud a indemnizarlos con 143.000 euros. El juez entendió que el error de diagnóstico cometido por el médico privó al niño de cualquier posibilidad de supervivencia. “No fue tratado hasta que su situación era ya irreversible”, concluyó el magistrado en su sentencia, dictada en julio de 2016. Ahora, por la vía penal, no se ha establecido compensación alguna, aunque se ha hecho constar que la familia se reserva el derecho a ejercer las acciones civiles pertinentes.