El maltratador que amenazó a la víctima con emular a Bretón

Condenado a ocho años y medio de cárcel un hombre por dar continuas palizas a su pareja y atemorizarla

30 dic 2017 / 10:51 H.

Angel G. S. está en prisión preventiva desde el 19 de septiembre de 2016. Ese día, la que había sido su pareja durante once años, reunió las fuerzas necesarias para denunciarlo. Por fin, se atrevió a contar las palizas, los insultos, las amenazas... El miedo que sufrió por ella y por lo que le pudiera pasar a sus hijos. De hecho, llegó a decirle que la iba a “convertir en un número” y que iba a matar a los niños “lo mismo que hizo José Bretón”. Ahora, este vecino de Linares acaba de ser condenado a ocho años y medio de cárcel por delitos de malos tratos habituales, lesiones y amenazas graves. En su sentencia, el juez del Penal 4 describe una situación de “violencia física y psíquica” que ocasionó en la víctima una situación de terror: “La llegó a anular por completo”, añade.

La resolución judicial relata numerosos episodios de maltrato. Habla de agresiones físicas que se producían casi todas las semanas y de amenazas de muerte. Ángel G. S. llegó a decirle a su pareja que la iba a despedazar para darle de comer a los animales con sus trozos o que la iba a tirar a un pozo para que no la encontraran jamás. En otra ocasión, llegó a tirarle una catana cuando estaba embarazada de su primer hijo, aunque no la alcanzó.

La situación de violencia se fue agravando. Así, el último día de la feria de 2016, el acusado la llevó hasta un descampado para darle una paliza “sin testigos”. Le dio golpes en la cabeza y la agredió con un limpiaparabrisas en la espalda y en los brazos. Veinte días después, se produjo el último episodio de maltrato. Comenzó en el domicilio familiar, cuando la pareja comenzó a discutir. La sentencia relata que Ángel G. S. cogió a su mujer del cuello y le dio golpes contra el espejo del cuarto de baño. Después, la llevó de nuevo hasta el mismo descampado, donde le dio puñetazos y la amenazó de muerte. Ella logró escapar del vehículo y comenzó a pedir ayuda. Varias personas la vieron y avisaron a la Policía, lo que hizo que el agresor intentara huir del lugar sin conseguirlo. Cuando los agentes llegaron vieron que la víctima tenía un ojo hinchado y sangre en una muñeca. Fue, por fin, cuando se atrevió a contar su particular infierno.

El juez da total credibilidad al testimonio de la mujer, que califica de “espontáneo, seguro, coherente, sin fisuras y sincero”. En este sentido, el magistrado describe que ella estaba totalmente anulada “por una situación de superioridad, control y dominación” ejercida por el acusado. Al hilo, explica que el miedo le impedía denunciarlo y que las veces que acudió al médico para tratarse las lesiones que le había infligido, mentía y decía que se las había producido en caídas.

En el juicio, celebrado hace unos días en el Penal número 4, Ángel G. S. negó todos los cargos. Dijo que jamás le puso la mano encima a su pareja y que nunca la amenazó de muerte. Cuando le preguntaron por las heridas que ella presentaba el 19 de septiembre de 2016, cuando fue detenido por la Policía, el procesado reconoció que discutieron y que pudo darle con el codo sin querer durante un forcejeo. El juez no le ha creído y le ha impuesto ocho años y medio de cárcel —la Fiscalía había pedido diez años—. Se le considera autor de un delito de maltrato habitual, dos de amenazas graves, dos violencia de género y otro de lesiones. La sentencia se puede recurrir.