pone a la ciudad en modo feria

Nuestro agradecimiento al alcalde de Jaén, que además de político lleva dentro un roquero”. Fueron algunas de las primeras palabras con las que Apache, con los labios de su vocalista, Luismi Peláez, inició su pregón de San Lucas 2017 ante los jiennenses que acudieron hasta la Plaza de Santa María para empezar la feria “preceptivamente”, con el discurso que la abrió. Previamente, Javier Márquez dijo de los protagonistas del acto que son “los mejores embajadores musicales de Jaén”. Agradecido, Peláez confesó, en nombre de los suyos, estar emocionado con la labor encomendada: “Nos sentimos orgullosos como jaeneros, honrados, privilegiados por poder anunciar el inicio de unas fiestas tan anheladas”, aseguró.

Arropados, en el Palacio Municipal, por amigos, seguidores y miembros de la Corporación Municipal, entre otros, y al raso por dos centenares de personas, los Apache cambiaron su idioma natural —la música— por la oratoria, y su sencillez los llevó al triunfo. Jiennenses hasta la médula, su vocalista recordó al público asistente las veces que les han planteado “cambiar de residencia para estar más cerca de la zona de trabajo”, una opción que siempre obtiene la misma respuesta por su parte: “Salimos de Jaén y vamos a donde haya que ir, pero luego nos volvemos a casa, con los nuestros”, afirmó Peláez.

Antonio Molinero tomó el micrófono para explicar el “binomio Apache-San Lucas”: “La feria, cuando yo era joven, significaba una ventana abierta al mundo musical, la única oportunidad que teníamos los chiquillos con inquietudes musicales de ver a otros conjuntos”. Y añadió: “Empezamos en las casetas Sindical, Tres Morillas y Condestable, que era como tomar la alternativa”, dijo. Con cuarenta y cinco años de trayectoria a sus espaldas, Apache no ha perdido la capacidad de gratitud, como expresó Molinero: “Permitidme que me acuerde de nuestros amigos Pepe Vica y Juan Espejo y de Diario JAÉN, que han sido mensajeros y han sabido, como nadie, narrar todo lo que en nuestra feria acontece”. Al finalizar, y antes de recibir una placa conmemorativa, el grupo sorprendió a todos con su mascota, el águila Walkiria, que voló de entre el público hasta las manos de Luismi Peláez.