El confinamiento, el enemigo de los menores sin libertad

Los jóvenes que se encuentran en centros sufren más en el estado de alarma

16 abr 2020 / 12:11 H.
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Complicada gestión. La pandemia ha supuesto un cambio radical en las familias y su forma de afrontar el día a día, especialmente en aquellas que cuentan con niños y adolescentes cuya forma de gestionar el confinamiento dista mucho de la de los adultos. Si ya es complicado para los que cuentan con una unidad estable, ¿cómo será para aquellos cuyas circunstancias ya eran adversas? Hay una grandes diferencias entre los menores que están privados de libertad y lo que no. Dentro del grupo de los primeros, el mayor problema es que el confinamiento está agravando su situación en muchos de los casos, especialmente para aquellos que no pueden disfrutar de los permisos de salida debido a las normas de prevención que en el caso de los centros son bastante restrictivas para evitar un posible contagio por lo que, incluso aquellos que tienen que trasladarse de centro, pasan un tiempo de aislamiento para evitar riesgos.

“En general, el comportamiento está siendo positivo, incluso más de lo que se esperaba”, confiesa María Teresa Carrasco, Magistrada del Juzgado de Menores de Jaén. De hecho, hay una pequeña parte positiva, pues se intenta que tengan una vida estructurada dentro de los centros que les ayuda a sobrellevar el día a día con las actividades internas. “Intentaremos que este buen comportamiento demostrado estas semanas repercuta de forma positivo en su reinserción”, añade Carrasco.

Otro de los grupos de población que más “le preocupan” a esta magistrada son aquellos que “no están privados de libertad, pero a los que el confinamiento les puede reportar graves consecuencias”. “Algunos de estos menores necesitaban de servicios como actividades de voluntariados, tratamientos de drogodependencia, entre otros, que se han frenado, lo que se une a circunstancias como su propia edad que, en ocasiones, puede generar problemas en casa en forma de violencia con menores que al truncarse sus rutinas cambian su comportamiento”, describe. De hecho, tienen constancia de, al menos, dos sanciones a jóvenes que se han saltado el estado de alarma. En el caso de los que se encuentran en centros de protección, como el Carmen de Michelena, la situación parece estar “controlada”. Al menos así lo expresan fuentes del centro: “Continuamos con las actividades internas, aunque las del exterior han quedado suspendidas. Hasta ahora no hemos tenido problemas, los menores han asumido las tareas de desinfección y prevención diarias”. De hecho, confirman que todos se encuentran bien y completamente sanos, aunque las voces de los expertos coinciden en que el confinamiento para este grupo de 17 menores, y aquellos que están privados de libertad, se hace “más cuesta arriba que para el resto”. Importante también el esfuerzo que realizan desde la Asociación de Acogimiento Familiar, que no han cesado en su trabajo y hacen un seguimiento de estos menores, más de 100 en la actualidad. “Los chicos se han adaptado dentro de la complicada situación a la que nos enfrentamos”, manifiesta Juan Antonio García, el presidente del colectivo.

Para todos ellos, María Teresa Carrasco aconseja: “No pensar en lo que ha pasado y cuanto queda, intentar tener una rutina y hacer deporte y que los menores estén informados para protegerse, pero evitando la sobreinformación”.

Jaén